foto Arkolano |
Nuestra gata se suicidó desde el balcón hace dos años (13 de Octubre 08).
Nada duele tanto como la palabra Habana encima de una gata y las dos juntas caídas ocho plantas hacia abajo de un edificio en el barrio de Gràcia, en Barcelona. Antes de caer Habana vio el mar y la Sagrada Familia de Gaudí y supo de los privilegios que perdería al desplomarse a ese abismo de asfalto. Caía la tarde y todas las luces encendidas debieron de parecerle infinitas comparadas con la luz tenue del pueblo Sant Feliú de Llobregat a las afueras de Barcelona donde nació. El suicidio de Habana admite una nebulosa de explicaciones similar a la ciudad que representa en mí...
Cesare Pavese escribió: "Los suicidas son homicidas tirados" Maupassant señaló: "Es el sublime valor de los vencidos"
Wittgenstein: "El mundo de quien es feliz es otro distinto
al mundo de quien no lo es”
Creo que mi gata pensó en Maupassant, ella se sabía vencida por la llegada a casa de nuestra hija... Más de un amigo nos comentó sucesos similares, que la llegada de bebés, alteran el espacio de ciertos animales domésticos y deciden irse.
Habíamos tenido ya dos gatos anteriores antes de salir de Cuba. Lezama, tan apacible y genio como el escritor, y Bonita, que a pesar de tener color gris ceniza parecía una mulata de la Habana Vieja curtida en ese barrio, ambos quedaron en la isla al marcharnos, como muchas de sus calles, ciertos recuerdos cercanos al malecón, y la familia.
Una gata como Habana, en el exilio te llena todo el espacio visible de la casa a una altura del corazón donde no cabe una persona, ni amigos, ni familia. Te obligaba a mirar hacia ángulos de vacío y silencio que la pupila no acostumbra. Su ausencia al tacto de mis dedos es una nueva queja. Solo me consuela que murió con una Luna llena de otoño similar el brillo de sus ojos antes de caer.
Si quiero conservar a Habana con una melodía en la memoria me quedo con Smile cantada con aires de blues por Madeleine Peyroux. Solo a guitarra y voz, similar a como la vimos y escuchamos en el Palau de la Música de Barcelona, que parecía que se la cantaba a cada espectador, y yo pensé porqué no me traje a mi gata.