viernes, 24 de diciembre de 2010

Mi primera postal navideña: Danza de la Torre Eiffel. París 1999-2000.

Los franceses le llamaron la danza de la Torre, en 1999...
 
Lo primero que vi fuera de mi país, y me dio conciencia de no estar en él, fue la decoración navideña de un barrio cercano al aeropuerto de la capital de Bahamas, donde hizo escala técnica mi vuelo a París. Ahora lo cuento tranquilo, pero cuando vi que el avión comenzaba a aterrizar con solo dos horas de vuelo me asusté, pensé que había regresado, y me dije, no puede ser… Todo cambió cuando miré por la ventanilla y vi los patios ajardinados con árboles iluminados e intermitentes, junto a las casas con cintas de luces en sus fachadas como antes titilaban las marquesinas de los cines habaneros. Supe que esa no era La Habana. 
Luego vi los árboles de todo el paseo de Champs Elysées, que tenían las ramas tejidas de luces, y de lejos parecían el guante ajustado que usaba Michael Jackson en sus actuaciones. Ese fin de año, 1999, tuve la suerte de mi coincidencia con el fin de siglo y vi bailar la Torre Eiffel como nunca antes se había visto brillar con luces y fuegos artificiales.
Por estas fechas, los árboles de Navidad de todos los comercios y lugares, las calles iluminadas y el ambiente efervescente en sentido general están asociados a mi llegada a Europa, y aunque  antes de venir no tenía tradición de estas fiestas, me cuesta tener un espíritu crítico hacia ellas, pues son innatas a mi sensación de libertad y, además, es algo que forma parte de esta cultura, como dice el genio Boris Larramendi Méndez en una canción: “ya todo estaba inventao... nadie esperaba por mí, …”
Han pasado quince  años y conservo la revista Paris Match, donde aparecen las fotos de la danza de la Torre, aún no puedo creer que estuviera allí, con (Amore habanero) a mi lado. Hoy estoy convencido de que seis años después fecundamos a nuestra hija con el eco de aquellas luces que llevamos dentro, su rostro se enciende como el árbol de la vida cada vez que ve las luces de Navidad.
Quiero y deseo que todo el que lea este post tenga no solo la felicidad que desee, sino incluso la que no espera, que el dolor que tenga en forma de soledad, lejanía o exilio, sea lo más leve posible, y que su gran problema el próximo año sea, tener que contener la sonrisa.


Felices Fiestas.