Después de varios viajes a esta ciudad, quise volver a este museo en el 2005, cinco años después y, allí, además de su expo permanente, me encontré una expo monográfica sobre los dibujos eróticos de Gustav Klimt.
Yo, que presumía de escritor erótico con varios cuentos publicados en La Habana, incluso recogidos en antologías que fueron impresas en España, México o Venezuela (sin Chávez), de atrevido hasta creí intuir orgasmos femeninos en varios de ellos que recibieron elogios de la crítica y de profesores de literatura de la Universitaria de La Habana como Salvador Redonet o Margarita Mateo, quienes dieron clases y conferencias con ellos; toda esta áurea de conocedor del tema se me cayó al ver estos dibujos eróticos de Klimt... Quien pone distancia con todos sus contemporáneos en el tema erótico y, sobre todo, con los imitadores que vinieron después.
Han pasado 150 años de su nacimiento, pero su obra es nueva siempre donde quiera que te la encuentres, es como el origen de esa sonrisa pícara y liberal del arte que no te esperas, y te sorprende.
Gustav Klimt con su gato |
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