martes, 24 de diciembre de 2013

Federico García Lorca en Cuba...Leve aproximación.


"El otro día entré en un gran patio colonial barroco, lleno de azulejos y fuentes, y me puse a conversar con unos niños negros muy pobres, a los que di monedas. Cuando me iba a retirar, la madre de estos niños, una negrasa inmensa y bondadosa me ofreció una taza de café que hube de aceptar y que bebí, rodeado por toda la negrearía" Federico García Lorca. la Habana, 1930.

Aquellos tres meses de intensa actividad entre conferencias de marzo-mayo de 1930. Lorca visita en Cuba otros lugares de la isla con la familia Quevedo, tardes en la casa de los Loynaz, noches a la luz de la luna en Marianao o escuchando rumbas en Jesús María, no ocuparon todas las horas de Federico en La Habana; en esta breve estancia el poeta también se ocupó de redactar, o en su caso terminar, algunas obras teatrales o componer alguna pieza poética. 
En el Hotel La Unión escribió una pieza teatral,Así pasen cinco años, y en casa de los Loynaz retocó La zapatera prodigiosa, dando ya por finalizada esta obra. Pero también en el tiempo habanero redondearía otra obra de teatro, El público, bastante diferente al tipo de teatro antonomásicamente lorquiano. 
  
Cuando llegué la luna llena
Iré a Santiago de cuba
en un coche de agua negra
Iré a Santiago
cantaron los techos de palmera
Iré a Santiago.
    
Son de Negros en Cuba. Lorca

     

Como poeta Lorca fue una definitiva influencia para la poesía cubana, que después del abandono modernista iniciaba una etapa de cierto populismo llamado en el Caribe «negrismo». Era una visión de las posibilidades poéticas del negro y sus dialectos un poco ajena, enajenada (...) Los mejores poetas de esa generación, que tendrían la edad de Lorca, cultivaban el negrismo como una moda amable y amena, otros eran como Al Jolsons de la poesía: blancos de cara negra. El poema devenía así una suerte de betún. La breve visita de Lorca fue un huracán que venía no del Caribe sino de Granada. Su influencia se extendió por todo el ámbito cubano.
    Guillermo Cabrera Infante.

    Lorca en el mirador de Yumurí, Matanzas