El pintor Josep Tapiró y Baró (1836-1913) me deja sin aliento y casi sin habla, cada vez que veo este Negro esclavo que el pintó los más parecido a Cristo posible, con pelos casi rasta y túnica blanca óptica, o este Negro hecho de Cristo, o este dolor en Negro de Cristo corriendo en contra de la dirección del viento, vestido de luz, exiliado y perseguido por sus temores...
La realidad del cuadro es muy distinta a la que yo interpreto en esa letras rápidas del párrafo anterior
Fiesta de los issawa es una casi fotográfica del cortejo anual que hacían los miembros de la cofradía del mismo nombre. La acuarela está protagonizada por un miembro de la cofradía en estado de paroxismo por los efectos del hachís entrando en la medina de la ciudad. En las manos lleva los cuernos y las patas de un carnero que le habría tirado el público de la procesión y que habría devorado crudo. Según recordó Jordi Ángel Carbonell , los críticos consideraron que la versión de Tapiró era superior a la de Delacroix.