Gràcia. GRATIA.
Esta gracia divina es concedida al hombre sin ningún mérito de su parte, gratuitamente (de ahí, precisamente su nombre: gratia).
San Agustín.
Creo que es la mejor definición de este passeig (paseo, antes vía Romana) que te lleva hasta Plaza Catalunya. Ya sé San Agustín la escribió en el 418 después de Cristo. No obstante, no quita que la defina.
Si bajas por ella, céntrate en el fluir de los artistas árboles al final del invierno. Asume que bajas por una expo de fachadas modernistas de finales del siglo XIX, hechas por indianos (americanos) que hicieron fortuna en América.
Muchas de las maderas de estas fachadas fueron traídas de Cuba, y muchas casas conservan incluso mobiliario traído de allí.
No es metáfora, cuando digo que me siento en casa, o me siento en Gràcia. No sólo porque uno es de donde son sus hijos. La historia me avala.
Nota histórica:
"Una ciudad que hoy es imposible imaginar sin el Pla de Palau, sin la Rambla configurada, sin su Eixample, sin edificios como los del Círculo Ecuestre, el Liceu o el Banco Hispanocolonial, sin las obras de Gaudí, el Palau Moja, la Casa Elizalde o la antigua la sede de la Compañía de Tabacos de Filipinas; sin el hospital de Sant Pau, sin los múltiples centros docentes religiosos de Sarrià y Sant Gervasi y sin inmuebles tan singulares como son los de la Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona o el observatorio Fabra del Tibidabo, incluso sin la plaza de toros Monumental o el templo expiatorio del Sagrado Corazón en la cima del Tibidabo o las Llars Mundet. Tampoco es fácil imaginarse Barcelona sin monumentos como el de Colón o elementos del ornato urbano como son bancos, fuentes y farolas que no son nada más que inversiones de capital que tanto obedecían al deseo de inmortalizar el retorno a la tierra de origen como a especular en una Barcelona que impulsaba la revolución industrial en Catalunya."