Fue el 16 de marzo 2016. El día estuvo gris en Barcelona. Hubo menos de 10 grados y comenzó a llover desde el mediodía hasta media noche. Es normal y es invierno, pero si es tú cumple, la nostalgia te acorrala un poco más.
Yo tuve la suerte de que más de 300 personas se pusieran de acuerdo, y en ruso, inglés, francés, italiano, portugués, castellano, y todas, me desearan ¡feliz cumple! También me lo cantaron en notas de voz, por todas las redes sociales y medios donde escribo....
Saber que me leen desde Argentina, Tailandia, Egipto, Brasil, Etiopía, Venezuela, Estado Unidos (Miami en toda su dimensión), Rusia y toda Europa, en castellano, es un placer.
Con feliz cumple ya yo era feliz. Pero muchos se animaron a decirme que les hacía ilusión leerme cada día. Que gracias a lo que escribo viven un poco lo que vivo.
Que sepáis todos que me hicieron extraordinariamente feliz. Los habituales, y los que nunca me habían confesado su preferencia por mis textos.
Que sepáis que me dieron luz y calor todo el día que pasé trabajando hasta que busqué a mi niña, que pasó tarde noche conmigo.
Después de semejante avalancha, soy conciente que es falso que las relaciones virtuales sean menos reales. A mí me han hecho mucho bien, la honestidad en los mensajes de amigos de toda la vida, junto a otra mayoría de vosotros, que no he tocado, ni abrazado y que son fruto de seguirme a través de mis fotos y textos es un privilegio haberlos recibido.
Siempre digo que escribo por necesidad vital. Pero cada vez advierto, que también escribo para ser y estar en vuestra pupila y andar bien repartido y arropafo por el mundo.
Gracias.
Se preguntarán ¿Cómo lo pasé?
A veces hermoso, quiere decir esencial. Éste es el caso. Con mi hija enferma, no pudimos ir a cenar a "Frijoles Negros," donde tenía reservado. Ella quiso "enferma y con algo de fiebre" venir conmigo por ser mi cumple. Y me lo dijo a conciencia: "-¡Pápa quiero ir contigo por ser tú cumple y ha llovido mucho!"