He salido del metro con mi hija antes de llegar al cole he íbamos nadando en hojas y hojas de otoño. Hemos demorado tanto en llegar al otoño que a la estación se le han acumulado los deberes y ha decido en un solo fin de semana dejar sin hojas la mayor parte de los àrboles de la ciudad.
Cuando esto sucede el invierno deja de ser una ficción nostálgica para ser realidad.
Mi niña es tan feliz como yo. Sabe que adoro los cambios de estaciones. Sabe que amo tanto el gris como la luz y la noche.
Me gusta que asume que llegamos a ser lo que somos solo a través de los cambios. Que llegan y se incorporan aunque uno no los programe. A veces son imponerables a los que debes hacer frente, sí o sí.
Yo solo quería hablar del otoño.