-¡La luna! -¿A ver? -Ahí, mírala, entre esas dos casas altas, sobre el río, sobre la octava, baja roja, ¿no la ves…? -Deja, ¿a ver? No… ¿Es la luna, o es un anuncio de la luna?
Juan Ramón paseaba con su mujer por Broadway y entre tantos anuncios que lo volvían casi loco vio la Luna real, y no supo si era la Luna u otro anuncio.
Este fragmento del poema refleja el deslumbre que uno sufre en su primera visita a New York. A mi casi me deja ciego del impacto. Pero no New York sino París. Que fue donde arribé desde La Hanana. Ya cuando llegué a New York de tanto París, Milán, Barcelona, Bruselas, Roma, el impacto fue más leve aunque intenso New York is New York.