'Retrato de mujer negra' de Guillemine Benoist.Marie Guillemine Benoist Retrato de Madeleine © RMN-Grand Palais (Musée du Louvre)
/ Gérard Blot
El modelo negro de Géricault a Matisse
De la Revolución Francesa a la abolición de la esclavitud en 1848, de la rebelión de los esclavos en Santo Domingo en 1791, hasta que aparece la negritud en la década de 1930, este casi siglo y medio es el testigo privilegiado de las tensiones, luchas y debates que ocasiona el nacimiento de la modernidad democrática, y del que se ha cargado y nutrido el mundo de las imágenes. Lentamente, ve afirmarse, a pesar de todo tipo de reticencias y obstáculos, una iconografía, e incluso una identidad negra.
Transmitida por tres momentos relevantes – la época de la abolición de la esclavitud (1794-1848), la época de la Nueva pintura (Manet, Bazille, Degas, Cézanne) y la época de las primeras vanguardias del siglo XX – este exposición ofrece una nueva mirada sobre un tema durante demasiado tiempo desatendido: la importante contribución de personas y de personalidades negras en la historia de las artes.
Edouard ManetJeanne Duval© Museum of Fine Arts Budapest, 2018, photo by Csanád Szesztay
La elección de un título al singular, a pesar de la diversidad de las representaciones, intenta subrayar los diferentes significados del término "modelo", que puede entenderse tanto como "modelo de artista" y como figura ejemplar. Mujeres y hombres llamados de color, son muchos en haber cruzado la trayectoria de los artistas y estrechar relaciones con ellos. ¿Quiénes son, estos grandes olvidados del relato de la modernidad? Son cuantas personas a las que hemos intentado devolver un nombre, una historia y una visibilidad.
Desde el estereotipo hasta el individuo, del desconocimiento al reconocimiento, esta exposición intenta abarcar este largo proceso, e intenta poner a la luz uno de los mayores tabúes de la historia del arte, revelando de nuevo esta disciplina como espejo de las ideas y de las sensibilidades, y afirmando de este modo los profundos vínculos de continuidad que unen el siglo XIX con el siglo XX, hasta nuestra época.
Nuevas miradas
Más de cincuenta años separan la primera abolición de la esclavitud, en las colonias francesas, de la segunda, proclamada en abril de 1848 por la Segunda República incipiente.
El 4 de febrero de 1794, un primer decreto de abolición, doblemente revolucionario, otorga a los emancipados sin distinción de color la plena ciudadanía francesa. Para la Francia del Año II, se trata de hacer constar la rebelión victoriosa de los esclavos de la isla de Santo Domingo en 1791, dirigidos por Toussaint Louverture, y que la isla, amenazada por las flotas extranjeras, se sume a la República.
Sin embargo, a partir de 1802, Napoleón I restablece la esclavitud. Pero las tropas que envía a Santo Domingo se enfrentan a una tenaz resistencia: el 1 de enero de 1804, la isla independiente se convierte en la República de Haití, "primera nación negra" dirá Aimé Césaire.
El punto de ruptura que constituye la Revolución Francesa permite la emergencia de retratos de individuos emancipados, entre ellos los famosos Jean-Baptiste Belley por Anne-Louis Girodet y Madeleine por Marie-Guillemine Benoist.
Aunque estas obras ocupen el espacio artístico creado por la revolución política y social contemporánea, brindan sin embargo el testimonio de ambigüedades propias de su época: como el folleto del Salón de 1800 que acompaña el Retrato de Madeleine que no desvela ni el estado doméstico, ni el nombre del modelo, ni claramente las intenciones del artista, que todavía son fuente de debate en la actualidad.
El 4 de febrero de 1794, un primer decreto de abolición, doblemente revolucionario, otorga a los emancipados sin distinción de color la plena ciudadanía francesa. Para la Francia del Año II, se trata de hacer constar la rebelión victoriosa de los esclavos de la isla de Santo Domingo en 1791, dirigidos por Toussaint Louverture, y que la isla, amenazada por las flotas extranjeras, se sume a la República.
Sin embargo, a partir de 1802, Napoleón I restablece la esclavitud. Pero las tropas que envía a Santo Domingo se enfrentan a una tenaz resistencia: el 1 de enero de 1804, la isla independiente se convierte en la República de Haití, "primera nación negra" dirá Aimé Césaire.
El punto de ruptura que constituye la Revolución Francesa permite la emergencia de retratos de individuos emancipados, entre ellos los famosos Jean-Baptiste Belley por Anne-Louis Girodet y Madeleine por Marie-Guillemine Benoist.
Aunque estas obras ocupen el espacio artístico creado por la revolución política y social contemporánea, brindan sin embargo el testimonio de ambigüedades propias de su época: como el folleto del Salón de 1800 que acompaña el Retrato de Madeleine que no desvela ni el estado doméstico, ni el nombre del modelo, ni claramente las intenciones del artista, que todavía son fuente de debate en la actualidad.
El mestizaje, tema central del Romanticismo francés, se encarna en dos figuras clave de la época: Alexandre Dumas y Jeanne Duval. El autor del Conde de Monte-Cristo, nieto de Marie-Césette Dumas, esclava emancipada de Santo Domingo, es el objeto de muchas caricaturas, más o menos benevolentes sobre sus orígenes. El propio novelista abarca francamente el tema de la esclavitud en El capitán Pamphile (1839).
Probablemente nacida en Haití en torno a 1827, la actriz Jeanne Duval se convierte, con 15 años de edad, en la amante y la musa de Baudelaire.
Figura ideal de la dualidad de los seres y de los amores, atravesó la obra de dibujos del poeta, y se introdujo muy pronto en los poemas exóticos de las Flores del mal, los favoritos probablemente de Manet, y seguramente de Matisse.
El fotógrafo Nadar acercará, después de 1850, los mundos de Dumas y de Baudelaire. Aunque no haya fotografiado Jeanne Duval, la describe, igual que Théodore de Banville que evoca, en sus Recuerdos, "una chica de color, muy alta, con un buen porte de su ingenua y magnífica cabeza morena, coronada por un cabello fuertemente encrespado, y cuyo andar de reina, lleno de una arisca gracia, tenía algo a la vez de divino y de bestial".
Figura ideal de la dualidad de los seres y de los amores, atravesó la obra de dibujos del poeta, y se introdujo muy pronto en los poemas exóticos de las Flores del mal, los favoritos probablemente de Manet, y seguramente de Matisse.
El fotógrafo Nadar acercará, después de 1850, los mundos de Dumas y de Baudelaire. Aunque no haya fotografiado Jeanne Duval, la describe, igual que Théodore de Banville que evoca, en sus Recuerdos, "una chica de color, muy alta, con un buen porte de su ingenua y magnífica cabeza morena, coronada por un cabello fuertemente encrespado, y cuyo andar de reina, lleno de una arisca gracia, tenía algo a la vez de divino y de bestial".
La presencia de personalidades negras en los entornos del espectáculo y del circo es notable a partir de comienzos del siglo XIX. Entre ellas, contamos con algunos artistas procedentes de Estados Unidos o del Caribe. Así es como Joseph, nativo de Santo Domingo fue encontrado por Géricault en una compañía de acróbatas en París, o que la música habanera Maria Martinez, el actor shakespeariano Ira Aldridge y el pianista virtuoso Blind Tom, ambos americanos, buscaron en Francia, y en otras partes de Europa, la posibilidad de hacer carrera.
Esta atracción ejercida por el escenario parisino, para los negros nacidos del otro lado del Atlántico, es importante a finales del siglo XIX, en particular en el ámbito circense. Carteles y artículos de prensa dan un testimonio de la celebridad de los americanos Delmonico, intrépido domador de fieras, y de Miss La La, acróbata aérea cuya potencia extraordinaria de los ejercicios de fuerza inspira a Degas un cuadro con un encuadre nada menos sorprendente. Es un registro diferente al del rendimiento físico sensacional que explora el payaso Rafael, originario de La Habana. Bajo el apodo de Chocolat (Chocolate), desempeña el papel de Augusto junto a Footit, payaso blanco y tiránico. El dúo inspira varias obras a Toulouse-Lautrec, pero también publicidad, juguetes, marionetas... Fue rodado por los hermanos Lumière, para la Exposición Universal de 1900.
Esta atracción ejercida por el escenario parisino, para los negros nacidos del otro lado del Atlántico, es importante a finales del siglo XIX, en particular en el ámbito circense. Carteles y artículos de prensa dan un testimonio de la celebridad de los americanos Delmonico, intrépido domador de fieras, y de Miss La La, acróbata aérea cuya potencia extraordinaria de los ejercicios de fuerza inspira a Degas un cuadro con un encuadre nada menos sorprendente. Es un registro diferente al del rendimiento físico sensacional que explora el payaso Rafael, originario de La Habana. Bajo el apodo de Chocolat (Chocolate), desempeña el papel de Augusto junto a Footit, payaso blanco y tiránico. El dúo inspira varias obras a Toulouse-Lautrec, pero también publicidad, juguetes, marionetas... Fue rodado por los hermanos Lumière, para la Exposición Universal de 1900.
Eugene Delacroix (1798-1863) Étude d’après le modèle Aspasie, vers 1824-1826 Huile sur toile, 81 × 65 cm (Montpellier, musée Fabre, Montpellier Méditerranée Métropole, INV. 868.1.36 Photo © Musée Fabre de Montpellier Méditerranée Métropole / photographie Frédéric Jaulmes)