martes, 18 de enero de 2011

Muchacha en la ventana deconstruye su pasado



La luz de una ventana ilumina a una camarera doblando servilletas en un salón de té en el barrio de Gràcia. Ella detesta ese acto, pero el poeta solo ve la luz que ilumina sus ojos verdes  similares al verso de otro poeta: Emilio García  Montiel... “cuando Silvia echó a rodar sus ojos verdes nunca pensé que cayeran en mis manos”.  Antes de irse, el poeta mira por la misma ventana y advierte que ella solo veía cajas de alarma de otros inmuebles al nivel de una primera planta y un farol modernista lleno de óxido. Él prefiere la imagen anterior, quizás porque no entiende los caminos que conducen  a la creación  fugaz de la belleza, ni  los reflejos que la reproducen.

En Florencia, las ventanas además de abrirse hacia fuera, se doblan también del centro hacia arriba, no he visto esta referencia en otra ciudad, tampoco he visto un amanecer como en Prato, con Tamara y Fidel en el balcón oliendo mármol de las canteras cercanas.
En Bruselas, las ventanas de amplios cristales dejan ver un interior lleno de plantas verdes y decorado, que parecen más, una alucinación de la mirada, que plantas naturales en pleno invierno. O sea, existe una escenografía con posado de plantas en los marcos de muchas ventanas, más cerca del teatro que de un jardín, que recrea un paradiso personal y familiar en cada casa de otro barrio modernista. En Triana, barrio de Sevilla,  casi se puede tocar con la mano los balcones llenos de flores, que me gusta llamarle ventanas jardín o cunas de Paradisos. Existe una cultura de poner azulejos por debajo de los mismos que hace de toda Sevilla un museo de estampas que forma parte de la historia de ciudad. En Lisboa, las ventanas que más me gustaron fueron en el barrio Alfama, muchos de los edificios  estaban forrados de azulejos azules como segunda su segunda piel. En París desde un noveno piso del barrio XV, los amaneceres incluyen las cúpulas de los Inválidos donde descansa Napoleón,  y la punta final de la torre Eiffel me reciben desde la ventana.
En Gràcia, donde empezó esta mirada, muchos balcones van más allá del modernismo y entran en la vida del ojo que los mira. Sus curvas y su forma de vida con la luz, nos conducen por un juego de formas, cierres forjados en hierro con figuras notables  diferentes unos de otros.
Los primeros días del año son una ventana en la memoria,  donde todos deberíamos tener el poder de mirar aquello que deseamos ver desde el interior de uno mismo. Lo más terrible, es descubrir a través de una ventada indiscreta, el lado oscuro de varias lunas ocultas de un pasado que fue real, y al que no deseabas volver, desde la versión del paraíso que habías  construido.






                                   Nota: 


Me gustaría que este concepto se entendiera como lo usó Jaques Derrida. DeconstrucciónConsiste en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas  mostrando que lo claro y evidente dista de serlo, puesto que los útiles de la conciencia que lo verdadero en sí ha de darse son históricos, relativos y sometidos a las paradojas  de las figuras retóricas de la metáfora.


                                                                                    foto superior  Gato negro en la Ventana, autor Arkolano: Lisboa, barrio Alfama.


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