Barack Obama, Rosa Parks y yo en Miami...

La primera vez que intentábamos llegar a South Beach  a pasear por Lincoln Road y alrededores, estando de visita en Miami, esperábamos el autobús, en Harding con la 73, en la parada  equivocada. Sucedió que, una vez más, venía el bus S, al que en realidad no le correspondía parar y, desesperado, le hice señas, poco convencido de que se detuviera. Según mi costumbre en España, es difícil  que pare un bus en medio de la calle si no le corresponde. No obstante, a mi insistencia, se detuvo y subimos. 

Mientras pagábamos, el chófer advirtió nuestra cubanía explícita y nos preguntó de qué parte de Cuba veníamos, le respondí riendo: - de Barcelona,  pero nacimos en  La Habana; 
él nos  aclaró que era de Guanabacoa, y de pronto me sentí en Cuba, ligero de ropa en noviembre y rodeado de cubanos en la guagua.

Cuando me senté en el asiento, Yara me hizo señas para que me pusiera cómodo y hacerme una foto con un cartel detrás. 

El cartel en cuestión es un homenaje a la costurera negra Rosa Parks, (1913-2005) las guaguas en Miami le dedican a esta mujer un asiento. 

Hace unos días, la web de La Casa Blanca publicó la foto de Obama en un museo de la Ford, en Michigan,  donde conservan el bus que Rosa Parks cogía cada día y donde se negó (1 de diciembre, 1955) a retirarse al fondo del bus para darle el asiento a un blanco, como se hacía en esos años. El bus tenía una raya que dividía los asientos según el color, por esta acción terminó en la cárcel. He de agregar que el chico blanco - declaró Rosa a la BBC- no pidió el asiento, fue el chófer quien, por inercia racista, tenía la obligación de levantarla. Rosa fue reconocida, en 1999, con la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos.  La sociedad estadounidense, casi cincuenta y cinco años después, ha cerrado un círculo de libertad interracial, aunque no el último, con la elección de un negro como Presidente de los Estados Unidos.

Llama la atención que, a pesar del racismo imperante en esa época, todo el acontecer de la Parks fuese publicado,  en todos los Estados de la Unión, por los medios dirigidos por blancos, hecho impensable en Cuba donde otros valientes como: Laura Pollán, Dama de Blanco, Orlando Zapata Tamayo, opositor muerto en huelga de hambre o Andrés Carrión, quien gritara abajo Fidel en la misa del Papa hace unos días; no sean reflejados por la prensa de la isla, y, por ende, son héroes anónimos solo conocidos para los cubanos exiliados y el eco en la prensa extranjera. Reflexiono sobre esto el día de la libertad de prensa, una prensa tropical incapacitada para resolver un problema que solo se puede resolver internamente.

 Cuando la gente me repite que en Miami no hay cultura, y que no se fomenta, siempre me pregunto, ¿hacia dónde miran?