miércoles, 23 de abril de 2014

San Jordi en Barcelona: La Rosa meditativa de Salvador Dalí.

La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín de la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.

Borges,1923. 

No se me ocurre mejor pareja de baile para estos versos de Borges sobre la rosa, que La Rosa Meditativa de Salvador Dalí.  Yo como muchos padres en Barcelona tuve que trabajar, pero con la suerte de poder recoger a mi niña en su cole y llevarle una rosa. Los saltos de alegría al verme con una rosa merecen un poema que no puedo escribir hoy, sólo que ella por un instante fue, el arquetipo de esa rosa. Luego pude  llevarla a que escogiera un libro. No es el único día que lo hago, pero hoy me sumo a la masa que hace del libro el centro de universo personal de cada uno. 
San Jordi se ha sumado a las fiestas tradicionales que he incorporado desde que llegué a Europa, junto a Semana Santa, feria de Abril, o verbena de San Juan. Con la peculiaridad que incluye el eje esencial por el que se mueve mi vida, los libros.





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