jueves, 30 de enero de 2014

El mar es toda la memoria para algunos exiliados.

Foto: Joel Angelino.
    
Está de espaldas a la ciudad y de frente al mar Atlántico en Islas Canarias. Es típica actitud de los exiliados. Esto aumenta si nació en una isla. No intenta caminar por encima del mar, no es Cristo, el agua es sólo una vía. Quizás porque todas las aguas tocan en algún momento aquella isla, que sabes que abandonaste, pero no sus recuerdos. Está de espaldas y no lleva falda, ni pantalones, ni vida. Todo su vida está ahora en la memoria del agua que no llegará a cubrirla. No se está suicidando tampoco, sólo intenta conectar con su piel, y deja que entren por sus poros la memoria del mar que es su memoria. Me recuerda a María Bethania cantando descalza en el Palau de la Música en Barcelona, pues ella confiesa que la música le llega también por las vibraciones del suelo, o sea, por la planta del pie.

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