Todas las personas que visitan la Fontana di Trevi en Roma y les gusta el cine, (entre los que me encuentro y aunque estaba llena de gente recordé la peli fue 2010) tienen en la cabeza a una rubia descomunal "casi una diosa" bailando húmeda dentro. Es más que una escena erótica, es el erotismo en sí mismo. Nunca he vuelto a ver en cine el agua tan pegada a una piel, Fellini tendría que estar enamorado de la imagen de esta sueca diosa, para escribir y filmar esta escena casi perfecta. O era un genio; me inclino por lo segundo.
El primer domingo de enero 2015, esta mujer con 83 años que nos hizo soñar húmedos en una fuente cuando era joven, murió. El atentado de radicales islamicos en París, y sus secuelas, escondieron una noticia transcendental para el cine europeo que no quiero pasar por alto en mi blog...
La escena es perfecta. Anita, que en la peli se llama Sylvia y habla en inglés con Marcello Mastroinanni (que ella pronuncia: ¡Marcheeello!) Va junto a él por una Roma de madrugada y desértica. Ella con esa altura de venus-afrodita griega, va de negro con una bufanda blanca descomunal. Se encuentra un gato blanco y juega con él hasta que ve la Fontana de Trevi y entra en ella...sus: ¡Marrrchello, come here! Son una invitación orgiastica...
No olvidar que afrodita nació de la espuma de mar y representaba más el deseo que el amor. Creo que el culto de Fellini tenía en su cabeza el cuadro de Boticelli... todo en un solo cuerpo.
Anita, no descanses en paz: vuelve hecha carne en la misma piel, please.
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