Regresamos y mi niña se le aguan los ojos por el primo que no verá en un tiempo. Y se pone feliz cuando piensa en su reencuentro con su madre que fue de Luz al verla en la sala de espera en el aeropuerto del Prat.
Vivimos entre pasado y presente. Vivimos y venimos sabiendo que algo nos quedará de esa trayectoria que aplauda la emoción del conocimiento.
Haber sido feliz es una prueba de acierto.
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