El cielo de tus labios: Habana.

Gracias a las redes veo el cielo de La Habana donde nací. Gracias  a la sensibilidad de ciertos ángeles que me leen desde ese país, ya conocen que  a ratos me hace feliz saber cómo está el cielo de La Habana. 

Sé demasiado del suelo, sus cloacas donde habitan sus gobernantes, que para suerte nuestra, no han podido transformar ese cielo; a veces, escenografía de mi nostalgia.

Ya sé que es un tópico esta belleza consumada y que tengo otros cielos adorables en la costa mediterránea, pero tengo "memoria," y muero por besar el cielo de tus labios, mientras llega el otoño...