miércoles, 21 de octubre de 2015

Mi hija me retrata en otoño. Parezco lector de tabaqueria. Orgulloso...

Padre lector. Me hubiese gustado ser lector de tabaqueria. Me crié muy cerca de la fabrica de cigarrillos y tabacos del catalán  Jaume Partagás. Pero la primera vez que entré en Partagás,  detras del Capitolio, el fuerte olor a nicotina  era demoledor;  pero me llamó más la atención que alguien estuviese leyendo una novela de Dumas por los altavoces o bocinas del local.
Hoy mi hija en Barcelona me retrató leyendo,  su dibujo me recordó a un negro maravilloso que leía en la fábrica el día que fuí por vez primera, con un amigo de mi madre que trabajaba allí. 
A veces me molesta escribir tanto. Pues me quita tiempo para la música y para la lectura. El dictado interior es imparable, sobretodo si hay Luna...Es otoño y la vida ávida avanza hacia mí.







Nota:
Resulta imposible señalar con precisión los nombres de los primeros lectores de tabaquerías; sin embargo se sabe, por ejemplo, de Nicolás F. de Rosas, “quien sin exigir retribución alguna, desempeñaba ese puesto en una fábrica de tabacos deGuanabacoa, propiedad de Severiano Aquino, en la cual se inauguró la lectura el 1º de marzo de 1866”,3 . Ahora fue el catalán Jaume Partagás Ambros, quien lo implantó en sus fábricas con nómina.Fuente: Ecured.




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