Íbamos al cine en Pedralbes, Barcelona. Justo en la esquina antes de cruzar al cine, miré nuestro pies. Y supe que tenía una foto que definía el verano en nuestras vidas en ese instante, supe que tendría un recuerdo después de haber pasado unos días en Nice, (Niza) de vacaciones con mi sobrino. Y recorriendo con él toda la costa azul francesa hasta SanRemo. Ya estos mismos cuatro pies habíamos viajado a Praga junto y con ella entré a las casas de Kafka.
Me encanta andar con mi hija. Quisiera andar con ella casi toda la vida que me queda, sé que no será así, pero lo fue en el instante de esa foto, que será de alguna forma eterna.
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