Hace un año nuestros amaneceres en Nice eran amarillos como los edificios de su centro gótico medieval del siglo XV. Hoy nuestro amanecer, es en su ensanche y se torna turquesa en marcos y ventanas; pasa a las habitaciones, baños y dormitorios y se te mete en la piel.
Casi listos para asaltar Nice.
La luna de Nice desde el balcón de mi sobrino.
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