Trato de no ser explícito con mi hija de 8 años sobre lo sucedido en Nice hace sólo diez días. Ella al ver tantos osos peluches, dibujos, banderas, reconoce la suya, de Catalunya, y de tanto escucharnos hablar entrecortanos y verme con lagrimas me dice:
¡Papa, todos esos peluches son de niños que han muerto! Le digo; - No mi amor, son a niños que murieron en ese accidente que te conté en la mañana cuando fuimos a la playa y vimos en el Paseo muchos corazones y flores. Es la forma que tienen los niños de Nice de que las familias de esos niños sientan que mucha gente piensa en ellos.
¡Papa, todos esos peluches son de niños que han muerto! Le digo; - No mi amor, son a niños que murieron en ese accidente que te conté en la mañana cuando fuimos a la playa y vimos en el Paseo muchos corazones y flores. Es la forma que tienen los niños de Nice de que las familias de esos niños sientan que mucha gente piensa en ellos.
Pensé, que toda esta cantidad de peluches, es equivalente a casi todos los niños residentes en Nice, que han vivido de una forma u otra forma esta experiencia. Una generación de personas que estará marcada por esta tragedia...
Una ciudad más después de tantas occidebtales y orientales en la lista, sin saber cuales serán al final. Es lo que hay estando aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario