Me encanta esa segunda vajilla que tienen muchas familias en Francia. Se agradece ir a comer un domingo en casa de alguien y advertir el carácter inmaculado de la vajilla en que comes.
Ya sabes que te dan una importancia total. Sabes que tú protagonismo es esencial ese domingo. Y eres feliz allá arriba en los pre-Alpes de Nice.
Café, y pastel de espinacas. Eso que está en la foto..
Vajilla de porcelana de Royal Limoges, quizás la más antigua fábrica del país.
Mi niña fue tan feliz como yo.
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