Quien me lee sabe que fue un árbol en
1960, según una espiritista callejera andaluza que me hizo una consulta
tras darme romero cuando vivía en Sevilla. Yo se lo creí de facto. Pues
ser un árbol y haber sido un libro después es algo bien sencillo.
De las cosas que más me siento feliz de haber vivido en Cuba fue haber trabajado tres años antes de irme en el Archivo Nacional de Cuba. Ser historiador e investigador allí es algo que para mí fue un honor infinito.
Antes de eso. La Biblioteca Nacional de Cuba, ya había sido mi casa también. Por eso cada vez que voy a la Biblioteca Nacional de Catalunya, esta vez, tras los libros escritos en menorquín( lemosín) de Fernando Ortiz, "Principi i prostes (1895), y "Culecció d'els mal noms de Ciutadella," rarezas blibliográficas que jamás consulté en Cuba, y solo llego a ellas en bibliotecas especializadas de Catalunya, el placer de estar allí y la atención y cuidado con que te tratan las referencistas catalanas de la sala, no te dan ganas de irte.
Es curioso, esa enciclopedia Ecured,
de Castro en Cuba, obvie estos libros de Fernando Ortiz quien se sentía orgullosamente
catalanista y abogaba por su independencia hace cien años cien años, en 1918. En el Centre Català de l'Havana), donde en sus discursos solía decir:
“Yo no voy a ofender la cultura
vuestra, ni la cultura de todas las personas que realmente se sienten cultas,
tratando de demostrar que Catalunya es una nación. Eso ya no lo niegan sino los
obcecados por la envidia o por el despecho, Catalunya se encierra en una unidad
geográfica, es poseedora de una unidad literaria y artística; tiene una
historia suya, tiene un alma propia y por tanto una personalidad nacional indestructible.
Si derechos tienen todas las naciones hay que dárselas también a Catalunya” (aplaudiments)
“Yo no sé
si tarde o pronto; yo no sé si dentro del marco político hispano o fuera de él;
pero sí sé, porque ello es deducción de las más elementales leyes sociológicas,
que Catalunya logrará vivir sola en exclusiva su propia política catalana, y alcanzará
ser dueña de sus destinos catalanes, y reanudará algún día la reacción de su
propia historia en su idioma peculiar.” (aplaudiments)
■Iluminado por el conocimiento y la investigación en la Biblioteca de Catalunya sin duda de los lugares màs bellos de esta ciudad. Cuyos techos enamoran y casi hablan sus: 4 milions de documents, analògics i digitals, guardats en dipòsits de conservació.▪
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