El Tibidabo es un punto de referencia en la montaña en Barcelona muy visible de noche, donde uno cuando enseña esta ciudad a los amigos visitantes foráneos, puede decir con certeza, ese es el final de Barcelona.
Para franceses puedes decir que sirve de referencia como el Sacrè Coeur, a Montmartre y sus barrios abyacentes en París.
Cuando uno sube allí las vistas sobre la ciudad merecen el esfuerzo de volar, y se advierte una extraña paz cuando el viento zen del mediterraneo te toca y sientes haber conquistado algo del alma o karma de esta espléndida ciudad entre el mar y la montaña.
Hoy estuvo así de nevado, en esta furia de granizo y nieve que parece que no quiere abandonarnos este año. Aunque ya nadie recuerda lo que demoró en llegar.
Cuando las tiendas están todas en primavera aún todos llevamos ropa de invierno.
La nieve tiene asociada la palabra mágica en su ADN. Por eso hoy, el Tibidado es algo más que mágico, aunque no esté rodeado de niños, sino de nieve.
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