jueves, 21 de junio de 2018

Este jueves hace una semana que caminé 17 km en Sevilla según el móvil. Llevaba 7 años sin volver.

La  nostalgia te hace recorrer una distancia que no esperas a pie, y en avión. La última vez que había estado en Sevilla fue con mi sobrino hace 7 años.
Hace una semana estuve de miercoles a jueves en esta ciudad de la cual en mi libro Síndrome de Ulises, 2004, Linkgua; me hice una inscripción de nacimiento, poetica sacada de mi misma piel.
Sevilla a cambiado mucho desde el año 2000 cuando llegué allí desde París, pero me pasaron tantas cosas positivas en esta ciudad, que mi cariño por los amigos que reencontré, sigue intacto. Jacinto, Lilian, Ortiz Nuevo, Nicolás y Marcelo, y el actor cubano Joel Angelino con él que pude mostrarle parte de la ciudad que fue adsolutamente mía,  y fuimos juntos a ver la tumba de Antonio Machín.
Recorrer, Triana íntegro, la Alameda y el Mercafo de Feria, el Cementerio para encontrar a Antonio Machín que sigue metido en su mármol negro con letras blancas muy lejos de su tierra natal pero feliz es una suerte.
Pensar en  Ana Sánchez Aguilar, Manolo Girado, Maneni, Fidel Moreno y su padre, que no pude ver, pero que recordé en cada rincón y tapas;  y poder saludar a Antonio Machado en los Jardines del Palacio de las Dueñas, no tiene precio, o sí, el síndrome maravilloso del retorno al País Petti, un ensayo para cuando vuelva a La Habana.
Viajar a veces es darle vueltas al corazón sin cesar.
Sevilla es i será para siempre mi País Petti de Europa...
"El meu país és tant petit 
que des de dalt d'un campanar 
sempre es pot veure el campanar veí. 
Diuen que els poblets tenen por, 
tenen por de sentir-se sols, 
tenen por de ser massa grans, 
tant se val! és així com m'agrada a mi 
i no en sabria dir res més."
Lluis Llarc. 





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