He visto un gesto insólito en el metro. Una chica que no llegaba a 20 años está sentada a mi lado con un Short o pantalón corto sustancialmente corto. Short más cerca de un culotte francés que de un pantalón corto.
Hasta ahí todo normal. Hay cientos de cachetes de culetes sueltos por ahí de todos los tamaños y formas. Lo novedoso, fue cuando llegó el tren y segundos antes de montarse, esta joven se llevó el móvil justo a esa parte de final del culo y el encuentro con el corte deshilachado de la prenda, y se hizo una foto sin mirar en segundos... un selfie culotte.
Hasta ahí todo normal. Hay cientos de cachetes de culetes sueltos por ahí de todos los tamaños y formas. Lo novedoso, fue cuando llegó el tren y segundos antes de montarse, esta joven se llevó el móvil justo a esa parte de final del culo y el encuentro con el corte deshilachado de la prenda, y se hizo una foto sin mirar en segundos... un selfie culotte.
Luego, subió justo delante de mí, vi en su móvil el envió a la persona por whashaps con un emoticono de asombro y ella sonreír de felicidad.
La escena no fue sensual. Fue de una naturalidad imposible de generar morbo por la rapidez.
Es un mundo distinto para escritores eróticos como yo lo fui una vez.
Cuando hablas con jóvenes de esta edad, yo he tenido esa suerte. Me dicen que ellas son dueñas de mostrar lo que les da la gana. Y nadie tiene derecho a humillarlas, diciendo groserías, y mucho menos reprimirlas por hacerlo. Es su derecho. Te guste o no.
canción Shorcito de Alaín Pérez.
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