sábado, 15 de diciembre de 2018

La navidad para algunos poetas es triste. Rilke y yo por ejemplo. No me gusta la Navidad

«La gente se sienta en las terrazas de los cafés y en los jardines, pero el ambiente está húmedo y triste, y no parece en absoluto Navidad».  París en 1902.
Reiner Maria Rilke.

No me gusta la navidad por la demostración y derroche grosero de alegría ambiental y familiar cuando yo he tenido pocas veces mucha familia cerca. Entiendo que a otros y otras estas luces sean su esencia. Para mi nostalgia.

La nostalgia es un buen invento que  Milán Kundera definió como nadie. "En griego, «regreso» se dice nostos. Algos significa “sufrimiento”. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar. La mayoría de los europeos puede emplear para esta noción fundamental una palabra de origen griego (nostalgia) y, además, otras palabras con raíces en la lengua nacional: en español decimos “añoranza”; en portugués, saudade. En cada lengua estas palabras poseen un matiz semántico distinto. Con frecuencia tan sólo significan la tristeza causada por la imposibilidad de regresar a la propia tierra. Morriña del terruño. Morriña del hogar. En inglés sería homesickness, o en alemán Heimweh, o en holandés heimwee. Pero es una reducción espacial de esa gran noción. El islandés, una de las lenguas europeas más antiguas, distingue claramente dos términos: söknudur: nostalgia en su sentido general; y heimfra: morriña del terruño. Los checos, al lado de la palabra “nostalgia” tomada del griego, tienen para la misma noción su propio sustantivo: stesk, y su propio verbo; una de las frases de amor checas más conmovedoras es styska se mi po tobe: “te añoro; ya no puedo soportar el dolor de tu ausencia”. En español, “añoranza” proviene del verbo “añorar”, que proviene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare... ■

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