lunes, 25 de febrero de 2019

EL ÁNFORA DEL DIABLO Antología de novísimos narradores cubanos.Letra Negra Editores, Guatemala, 2002. Reseña. Mauricio Núñez Rodríguez


EL ÁNFORA DEL DIABLO
Antología de novísimos narradores cubanos
Selección, prólogo y notas de Salvador Redonet
Letra Negra Editores, Guatemala, 2002

El conocido texto bíblico “Los últimos serán los primeros” se hizo realidad con la
generación más joven de cuentistas cubanos. Si diez años atrás su obra no fue recibida
ampliamente en el circuito cultural de la isla, hoy sus piezas han sido premiadas en
importantes concursos literarios nacionales e internacionales y su quehacer es uno de
los que más se publica no solo por editoriales cubanas.
Recientemente, Letra Negra Editores presentó una selección que permite acercar-
se a la obra de este grupo. Las 15 narraciones que propone
El ánfora del diablo
 tienen
una marcada afinidad, más allá de fechas y años de nacimiento de sus creadores; y su
mayor importancia descansa en que en ellas predomina la búsqueda de nuevos prismas
para recrear artísticamente la realidad, a través de voces narrativas de certera agudeza
crítica frente al contexto cubano de los últimos años, y que han sido las experiencias
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vividas por los autores reales de los textos o por sus contemporáneos. Por ejemplo, en
los cuentos están tratados asuntos referidos a la sexualidad mediante diferentes estrategias narrativas; pero siempre en oposición a tabúes y convenciones universales conocidas y establecidas, que condicionan actitudes y conductas (no solamente individuales) impidiendo el total desarrollo o expresión del ser humano.
Aparece también el mundo de los freakes, cuyo universo literario integra el terreno de las artes, el rock y la narrativa. Así, el texto posee una rica gama de intertextualidad
artística. Pero, fundamentalmente, en esta arista sobresalen los personajes considera-
dos como marginales o cuasimarginales, cuyas manifestaciones socioculturales están
marcadas por sus peculiaridades bien específicas y ajenas a lo común.
Otros temas significativos emergen en
El ánfora del diablo
: la presencia del SIDA
entre los jóvenes, reflexiones sicológicas, filosóficas y homoeróticas, así como la facilidad en algunos contextos para el uso de drogas y exceso en el consumo de bebidas.
No es que algunos de estos temas nunca se hallan tratados en la historia de la literatura
cubana. No. Sucede que esta generación los asume desde una perspectiva desinhibida.
Se aparta de tabúes, esquematismos, estereotipos y va más allá de concepciones universalmente preconcebidas sumado a las búsquedas formales y experimentaciones
escriturales.
La voz femenina se niega a pasar inadvertida en
El ánfora del diablo
 y, aunque no
es mayoritaria, la perspectiva de dos autoras demuestra la valía de su quehacer y la
fuerza de su verbo, en ocasiones reflexivo y en otras, desafiante e irreverente.
Algunas de estas obras se conocían de manera aislada, pero sin brindársele el verdadero valor que poseen. Por tanto,
El ánfora del diablo constituye un volumen de atrevidas y novedosas propuestas para el contexto cubano actual, que carecía de publicaciones con estas características en forma de volumen. Del mismo modo, el conjunto de relatos resulta valioso, no solo desde el punto de vista temático sino también por su significado. Así, muchos de los cuentos publicados son altamente
transgresores en el plano de la escritura y del montaje de las secuencias narrativas de
sus discursos.
Gracias a la edición de El ánfora del diablo existe la posibilidad de conocer a
miembros representativos de una promoción que había trabajado, en cierta medida, de
manera aislada y silenciosa; por lo que la idea de reunirlos era una necesidad literaria
que ya ve solución, para el bien de los autores, de la literatura cubana y Centroamericana.
La evolución literaria de los “novísimos” narradores en su contexto cultural re-
cuerda un verso de la poetisa cubana Dulce María Loynaz (Premio Cervantes 1992) al
decir: “seré como el río, que se despeña y choca, y salta y se retuerce. ¡Pero llega al
mar!” y la obra de estos jóvenes artistas está echada a la mar siempre en busca de
nuevos horizontes.

Mauricio Núñez Rodríguez
Crítico e investigador literario
Centro de Estudios Martianos
Cuba
REVISTACHILENADELITERATURA Nº 63, 2003



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