domingo, 10 de marzo de 2019

He tomado un té a las 5 de la tarde en Londres: Afternoon Tea.


He tomado un té a las 5 de la tarde en Londres. Después de pasar y hacernos selfies en London Bridge y llegar al The Monument, una columna gigante y prodigiosa que recuerda el incendio de Londres en 1666.  
He toma un té a las 5 de la tarde, justo en el lugar, la panadería, donde comenzó este incendio, en una pasteleria francesa para no olvidar. 
Ante mi Joanna, prodigiosa promotora de este viaje por mi cumple (Juana que es Joanna, fue quemada en la hoguera, todo es fuego en esta anécdota de viaje), frente,  su niña con su novio, que tiene  nombre de cuervo en inglés,  que me lleva a Poe.
Pedí a la camarera inglesa que eligiera el té,  ella no dudo. Negro. El secreto,  dármelo con leche, o sea, el más tradicional aquí. 

Ayer vi la casa donde nació Virginia Woolf y la casa dónde se exilio Guillermo Cabrera infante en Kensington, ambos también están aquí conmigo. 

 El té negro en Londres.

El té Assam  que trajeron a Londres desde China, era más rico en su versión negra que verde,  y  le dio a la bebida un gusto más fuerte y malteado. Por eso cuando los ingleses al recibir  las primeras mezclas de English Breakfast que contenían Assam les resultó natural agregarles leche. Esta transculturación de algo Asiático en Europa me fascina.

Recordé el Museo de Artes decorativas de mi barrio, el Vedado en 17, esquina F. Casa que perteneció a Maria Luisa Gómez Mena antes de ser un museo. 17 era conocída como la calle de los millonarios, la condesa de Revilla, Gómez Mena lo era, yo no, aunque mi abuelo Ramiro Quintana sí  tuvo la suerte de trabajar como administrador para ellos durante años y de ahí mi nacimiento en esa calle 17.
En su historia, se presume de ser el primer lugar en La Habana donde se tomó el Té a las 5 de la tarde. Allí fui muchas veces a ver y escuchar a fines de los ochenta a  Adrián Morales, cuya peña poética y musical fue quizás de la cosas más importantes de mi formación poética como escritor.
Hace más de veinte años, los de no volver a Cuba,  que no sé de ese lugar que es actualnente El Museo de Artes Decorativas. 
La jodida memoria convertida en nostalgia hace esto.
Hice una búsqueda musical con google y estaban poniendo a Haydn  Tempo di menuetto. Un recuerdo sin música solo es medio recuerdo.












1 comentario:

  1. el museo sigue ahí, las distintas peñas que pasaron por su patio se perdieron, aunque de vez en vez se organizan recitales allí.. recuerdo que allí tocó rick wakeman a pino solo, también tengo entendido que se le hizo la despedida a santy… en fin... la historia sigue.. recuerdo la peña de adrián.. y José raúl.. y los que pasaban por allí... saludos

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