Miles Davis fue el encargado de trasmitir la atmósfera que quería Louis Malle's, su director, de forma magistral, su música es más que un personaje en las escenas, sin esta los actores son marionetas. Conozco pocas bandas sonoras tan bien logradas donde el estilo cool de Miles Davis se adapte con tanta precisión a la intriga natural de este thriller lleno de imprevistos necesarios que mantienen la tensión muy alta en todo el metraje... Quizás Miles con este trabajo terminó de definir este estilo que lo hizo estar por encima de otros jazzístas de su generación.
Casi me molesta pensar que sea una peli y una música de 1957, pues su fecha hace pensar en una caducidad que no existe cuando vez este filme en blanco y negro absolutamente memorable y casi obligatorio de ver.
No sólo la película trasciende por la música. El guión, la fotografía y sobre todo la actuación de La bellísima Jeanne Moreau cuyas miradas y gestos son una conversación privada con sus deseos de encontrar la felicidad a cualquier precio, también son una nota positiva.
En las fotos que elegí para ilustrar el post se advierte su complicidad con Miles, creo que entre ellos hubo más que música para el oído. Él encontró su blanca inspiración para la banda sonora de las escenas, ella la negritud musical de su instrumento que incluso se llevó a los labios. La forma en que se miran en la última foto firma su romance... Presuntamente...
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