lunes, 15 de febrero de 2016

Carmen Laforet. Barcelona el mar y su novela "Nada."

Carmen ganó el premio Nadal con 23 años. Tuvo 5 hijos como mi madre. Alquiló una casa en Calafell, en 1961,  tras hablar con Carlos Barral.
Escribió  en el capítulo primero de su novela "Nada," la misma sensación que tuve yo al llegar en tren a Barcelona desde Sevilla en el año 2001, tres años después con 82 años ella muere, en Madrid, había nacido el 28 de febrero de 1921. Un matiz, su personaje llega a la extraordinaria (hablo de arquitectura) Estación de Francia, yo llegué a Sants.
Es increíble el poder de esta ciudad y la sensación o existencia del mar en ella como humedad única...

Novela. "Nada. "Fragmento de Cap. 1ro. Publicada en 1945.
"Por dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a medianoche, en un tren distinto del que había anunciado, y no me esperaba nadie.

Era la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la noche. La sangre, después del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en las piernas entumecidas y con una sonrisa de asombro miraba la gran Estación de Francia y los grupos que estaban esperando el expreso y los que llegábamos con tres horas de retraso.
El olor especial, el gran rumor de la gente, las luces siempre tristes, tenían para mí un gran encanto, ya que envolvía todas mis impresiones en la maravilla de haber llegado por fin a una ciudad grande, adorada en mis sueños por desconocida.
Empecé a seguir –una gota entre la corriente- el rumbo de la masa humana que, cargada de maletas, se volcaba en la salida. Mi equipaje era un maletón muy pesado  -porque estaba casi lleno de libros- y lo llevaba yo misma con toda la fuerza de mi juventud y de mi ansiosa expectación.
Un aire marino, pesado y fresco, entró en mis pulmones con la primera sensación confusa de la ciudad: una masa de casas dormidas, de establecimientos cerrados, de faroles como centinelas borrachos de soledad. Una respiración grande, dificultosa, venía con el cuchicheo de la madrugada. Muy cerca, a mi espalda, enfrente de las callejuelas misteriosas que conducen al Borne, sobre mi corazón excitado, estaba el mar."


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