No entiendes
por qué a veces a pesar de dormir a tu lado. Con esa fuente de calor gratis en
pleno invierno, duermo con mi bufanda verde. El hecho de recordar quien
fue la que puso este complemento en mi cuello ahora verde, es secundario.
Existe una tradición poética que ampara esta lógica de y para 'epatar.'
Si los poetas
en verdad no duermen
Quedarse con la bufanda puesta e ir más allá de la noche y entrar al sueño, no es un problema. La bufanda en sí, ya es medio poema en invierno.
Quedarse con la bufanda puesta e ir más allá de la noche y entrar al sueño, no es un problema. La bufanda en sí, ya es medio poema en invierno.
Si es larga,
uno tiene conciencia que puedes morir cuando piensas en el país que no has
vuelto en 20 años, y das las vueltas suficientes en la cama.
Escena 1.
Origen del poema.
-¿No puedo
entender por qué duermes con una bufanda verde si me tienes a mí?
-Es tradición poética.
- ¡Si tú, la primera vez que te pregunto, me das esa respuesta, nunca más me hubiese preocupado!
-Vale.
-Es tradición poética.
- ¡Si tú, la primera vez que te pregunto, me das esa respuesta, nunca más me hubiese preocupado!
-Vale.
No obstante,
aprendí con Neruda que los poemas nunca se explican. Él había escrito ’Lorca,
por ti se pintan de azul los hospitales y crecen las escuelas y los barrios
marítimos,' y alguien quiso saber por qué.
Escena 2. Me
recuerdas a Baudelaire.
Charles Baudelaire se pinta el pelo de
verde y queda con su amigo. Al rato de estar juntos le dice:
- ¿Tú me has mirado bien, no me notas nada en la cabeza? Dijo Baudelaire a Théophile Gautier en un restaurant en París.
–No, la verdad.
–¡Llevo el pelo verde!
–Ah, bueno, como todo el mundo. Está de moda en París.
- ¿Tú me has mirado bien, no me notas nada en la cabeza? Dijo Baudelaire a Théophile Gautier en un restaurant en París.
–No, la verdad.
–¡Llevo el pelo verde!
–Ah, bueno, como todo el mundo. Está de moda en París.
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