El metro se comporta como una cascada que en lugar de agua, va cayendo al vacío mientras avanza por debajo de la ciudad. No obstante, antes de llegar a la parte del Mediterráneo que hizo famoso Serrat en una canción, todas las líneas de metro tienen un pretexto para girar en algún sentido, quizás por la imposibilidad de poder respirar bajo el agua. Quien hizo el metro quizá no supiera que los esclavos de la colonia francesa de Saint Domingue, creían que para ir al paraíso había que bajar al fondo del mar, donde estaba Guinea.
La línea amarilla gira a la izquierda, y uno descubre una ciudad nueva que preside la Torre Agbar que aumenta su erotismo al iluminarse de azul en las noches. Si bajas desde el barrio de Gràcia en la línea verde, el giro es a la derecha por la parte gótica de la ciudad. Esta línea a pesar de ir bajo la falda del Passeig de Gràcia, modernista en toda su extensión, también