Un día moriré como cualquier mortal, no obstante, nunca voy a saber por qué me gustaba tanto la música en vivo. Como musicólogo e historiador he escrito artículos sobre música para revistas y Diccionarios de Rock, para universidades hispanas de Estados Unidos, España y Cuba desde 1989, y me siguen enamorando grupos alejados de toda suerte oficial de difusión. Me obsesiona hasta el delirio descubrir -en este caso que me llevaron de la mano-, locales donde la música está llena de vida original, de gente que la mañana siguiente lleva a sus hijos al cole o trabaja en otro oficio. Esta música está hecha más allá de la pose y el figureo de los profesionales de la música con éxito... Eso descubrí en el Mosquito Sunset Club. O eso, le transmite el dueño del local, Dani a este espacio que sólo puede haber sido hecho por alguien que ama la música como la amó el griego Pitágoras, capaz de descubrir las 440 pulsaciones de la nota La.
En el Mosquito toda la música se convierte en original al ser tocada en vivo por seres naturales del barrio que convierten las versiones de clásicos del rock, el blues y el soul, en propios. Da igual, si su inglés es con acento castellano o catalán, incluso si el cantante es norteamericano como uno de los que participa en las Jams sessions, ¡El gran Mike Shannon!, que diría la Yusa. Lo importante es que llegan a trasmitirte el porque esta música lleva más medio siglo haciendo bailar a medio mundo occidental, demostrando que realmente las notas musicales carecen de idiomas, son el lenguaje del alma...
El Mosquito me llevó sin pasaje, ni equipaje, a un sitio en la memoria habanera que tengo, donde tocaban grupos de rock ilegales para la ideología comunista de los años setenta de Fidel Castro. Donde había que bailar con una parte del cuerpo pensando en echar a correr cuando llegaba la policía cortando el cabello de los roqueros y desbaratando los sueños de los más adolescentes.
Seguro que voy a regresar al Mosquito, tienes un problema si estás cerca de Hospitalet un jueves y no te acercas a bailar y dejarte invadir de música...