Con Pablo Milanés en Sant Cugat, Auditorio de Sant Cugat.
Pablo me regaló un concierto en el Auditorio, íntimo, cercano y reflexivo. Con la tranquilidad de un piano y un chelo como acompañantes de su voz y su guitarra. En un formato instrumental donde su voz brilla extraordinariamente, pero también lo que dice en sus canciones clásicas, como 'Yolanda', 'De qué callada manera', 'El breve espacio en que no estás,'o 'Para vivir.' Lo más sorprendente es la calidad de sus obras más recientes, 'Otoño,' 'Nostalgias,' también un poema de Ángel González que ha musicalizado, pero sobre todo la canción a la Habana, "Vestida de Mar" que se me antoja una de las canciones emblemáticas para exiliados cubanos.
Pablo me regaló un concierto en el Auditorio, íntimo, cercano y reflexivo. Con la tranquilidad de un piano y un chelo como acompañantes de su voz y su guitarra. En un formato instrumental donde su voz brilla extraordinariamente, pero también lo que dice en sus canciones clásicas, como 'Yolanda', 'De qué callada manera', 'El breve espacio en que no estás,'o 'Para vivir.' Lo más sorprendente es la calidad de sus obras más recientes, 'Otoño,' 'Nostalgias,' también un poema de Ángel González que ha musicalizado, pero sobre todo la canción a la Habana, "Vestida de Mar" que se me antoja una de las canciones emblemáticas para exiliados cubanos.
“La
Habana albergó el amor de dos que ansiaban vivir” (…)
Que
triste verdad el día que escribías, me fui”
Canción
a la Habana, de dic 2019.
Yo,
gracias a Liven Céspedes del equipo de producción, le firmé y le di mi libro Cuba
i Catalunya influencias mutuas, donde destaco cómo Joan Manuel Serrat llegó
a La Habana en 1973, cantando al poeta Miguel Hernández, un disco que había
grabado en 1972. Fue Pablo Milanés, precisamente ese mismo año (1973) que graba
su excelente disco íntegro con versos de José Martí, unas confluencias
musicales muy claras.
El selfie
que nos hicimos en la puerta de su camerino donde me dio las gracias por mi
libro es un recuerdo que me hará feliz siempre.
Verlo vital y sonriente a
mi lado con 77 años acabados de cumplir aquí en Europa, y en este pueblo
medieval, siempre es traer un trozo de lo mejor de esa isla y sus recuerdos
hacia mí
Liven Joa, Sara, Maya y yo
Joa y Maite