"Ese día del ciclón amaneció lloviendo muchísimo y había mucho viento y nadie se atrevía a salir a la calle; nosotros vivíamos en la casa de una amiga llamada Luz Saldaña. Entonces yo le digo a Siro y a Cueto: "Oigan, voy a salir", y por mucho que traté no pude hacerlo. El ciclón causó más de cuatro mil muertos y veinte mil heridos". -Cuenta Miguel Matamoros.
El día 3 de septiembre de 1930, la ciudad de Santo Domingo fue víctima de uno de los huracanes más fuertes y destructivos de su historia. Entre los sobrevivientes de esta tormenta se encontraba un trío de músicos cubanos que habían llegado a Santo Domingo trece días antes para realizar una serie de presentaciones.
En aquellos años la República Dominicana mantenía frecuentes contactos e intercambios culturales con Cuba. Entonces la ciudad de La Habana era un centro artístico muy activo que irradiaba su influencia sobre todo el Caribe y México, y exportaba músicos y cantantes que difundían con éxito el son, un género más popular que las tradicionales danzas españolas o los danzones y danzonetes criollos.
El 16 de mayo del año 1930 los dominicanos fueron a las urnas para elegir a un nuevo Presidente de la República. Para ese entonces la campaña electoral ya estaba seriamente empañada por los ataques terroristas que los militares habían lanzado contra los candidatos demócratas de la llamada Alianza Nacional Progresista.
El 16 de agosto de ese mismo año, Trujillo se juramentó como el nuevo Presidente de la República Dominicana ante un pueblo aterrorizado que observaba incrédulo como este advenedizo social de dudosas credenciales morales, originario de una familia de cuatreros, había ascendido rápidamente desde los rangos inferiores de la milicia a la primera magistratura de la Nación.
Dos semanas después de Trujillo haber tomado posesión, el día 3 de septiembre de 1930, la ciudad de Santo Domingo fue víctima de uno de los huracanes más fuertes y destructivos de su historia. Entre los sobrevivientes de esta tormenta se encontraba un trío de músicos cubanos que habían llegado a Santo Domingo trece días antes de las elecciones para realizar una serie de presentaciones.
A fines de la década de los años veinte, ni siquiera el bolero, que era entonces un incipiente género musical caribeño, podía competir con la popularidad del son cubano. En esos años, el son era una forma de expresión que había alcanzado la madurez, y sus orígenes podían rastrearse con facilidad hasta la segunda mitad del siglo 19.
El Trío Matamoros, el grupo musical cubano más famoso de esa época, llegó a Santo Domingo el 3 de mayo de 1930. La carrera artística de este grupo abarcó casi 50 años e hizo historia en el Caribe y América Latina, así como en las comunidades latinas de los Estados Unidos. En 1930 Los Matamoros eran ya famosos y recibieron una calurosa bienvenida en la República Dominicana, donde permanecieron por varios meses.
Nuestros tres músicos, Rafael Cueto, Siro Rodríguez y Miguel Matamoros hospedaron en el tercer piso de una residencia privada en un vecindario densamente poblado conocido como "borojol", centro de la vida nocturna de la ciudad. El término "borojol" se deriva de la hispanización de Borough Hall. Los marines de los Estados Unidos, que ocuparon y gobernaron la República Dominicana de 1916 a 1924, popularizaron el nombre de este barrio.
Letra de Trio y Ciclón.
En una tarde de inquietud / Quisqueya vióse de pronto de pavor sumida.
Reinaba allí la lluvia, la centella,
y la mar por doquiera embravecida./ Horas después quiso la aciaga suerte /sólo dejar desolación, gemido, /el imperio macabro de la muerte / sobre el pueblo entero destruido / Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
y la mar por doquiera embravecida./ Horas después quiso la aciaga suerte /sólo dejar desolación, gemido, /el imperio macabro de la muerte / sobre el pueblo entero destruido / Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Ayy, espiritistas inciertos / que muchos hay por allá... / Ayy, espiritistas inciertos, / que muchos hay por allá, / porfiaban con terquedad / que los del Trío habían muerto / Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Ayy, esto fue lo más sabroso: / que el Trío en un aeroplano... / Esto fue lo más sabroso: / que el Trío en un aeroplano / volviera a suelo cubano / para seguir venturoso.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Ayy, aquí termina la historia
de tan tremendo ciclón...
Aquí termina la historia / de tan tremendo ciclón: / los muertos van a la gloria / y los vivos a bailar el son.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el corazón.
Frag. Del artículo de Diario Libre.