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viernes, 6 de junio de 2014

Cuadro de la modelo del Origen del mundo.


PARÍS, FRANCIA (08/FEB/2013).- La revista francesa Paris Match publicó ayer el retrato que completa el célebre cuadro del realista Gustave Courbet titulado El origen del universo, que muestra en primer plano el sexo y el torso de una mujer y que se exhibe en el Museo de Orsay de París. 

El nuevo hallazgo, en el que se puede ver a una joven con la cabeza reclinada hacia atrás, es un pequeño lienzo de 41 x 33 centímetros comprado por un coleccionista anónimo en una tienda de objetos antiguos por mil 400 euros (unos mil 900 dólares) en 2010. 

Una investigación de dos años y una inscripción en la parte de atrás del lienzo ha permitido establecer que se trata de la continuación de la controvertida obra del francés Courbet (1819-1819) ejecutada en 1866, explica la revista. Esa publicación señala también que el pintor, que no firmó el retrato, habría camuflado sus iniciales invertidas (CG) en la oreja de la mujer pintada. 

Se  cree que la mujer cuyo pubis sirvió de modelo para Courbet podría tratarse de Joanna Hiffernan, una amante del pintor.  Además, se ha confirmado que el cuadro recién descubierto se pintó entre 1858 y 1869 y los cortes en los bordes de la obra hacen pensar que fue separado de una tela más grande, probablemente del original de una sola pieza.  El anónimo propietario del cuadro se dice convencido de que el nuevo retrato y El origen del mundo forman parte de un mismo estudio del pintor previo a Mujer con loro, otra pieza de contenido erótico firmada por Courbet que se exhibe en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. 

Paris Match señala que se ha confirmado que los pigmentos y los pinceles utilizados en el retrato coinciden con el sulfuroso pubis que muestra la vulva femenina en el punto focal del cuadro y que el Museo de Orsay exhibe desde 1995.  Retratar eclesiásticos ebrios divagando por un camino rural o retratar mujeres desnudas le valieron críticas por “indecencia” y acusaciones de “ultraje a la moral religiosa”. 

La obra sigue escandalizando en el siglo XXI, como demuestra que la red social Facebook cancelase si previo aviso el perfil de un internauta francés que utilizó el controvertido cuadro como foto de perfil.

Un pubis como una isla: el origen del mundo


De todas las clasificaciones que he leído sobre este cuadro de Courbet, L´Origine du monde en ninguna se dice que este pubis también pudiera ser la metáfora de una isla. Un paraíso perdido que mitificó un poeta inglés, y otro poeta cubano menor, yo, quien al ver el cuadro por primera vez en el Musée  d´ Orsay en la ribera del Sena, quedé absolutamente fascinado ante su marcada sensualidad y advertí que sus vellos enmarañados como un jardín inglés, solo podían ser una isla. Ésa que yo acababa de abandonar faltando treinta y dos días para el fin del siglo XX. Años más tarde me acerqué a la entrada de esa gruta, tarde, noche y madrugada  y ví salir a mi hija, que me hizo entender por primera vez, el sentido de este origen del mundo.
La superficie donde reposa este pubis ahora representa en mí la balsa de piedra de la península ibérica, donde he encontrado un espacio para sobrevivir cerca de un mar sin olas: el Mediterráneo.
Los dos párrafos anteriores no tuvieran ningún sentido si no me hubiese leído  el libro El origen del mundo (Historia del cuadro de Gustave Courbet) de Thierry Savatier, editado por ediciones Trea, en España, 2009. No es un ensayo al uso, su narrativa coquetea con la novela y mantiene la seducción investigativa de series televisivas como CSI Las Vegas, confieso que cuando lo leí iba por el siglo XIX con Savatier como si lo conociera de toda la vida. Arroja tanta luz de esta época, entre cortesanas, salones de encuentro y familiares de Napoleón que da gusto tener esta puerta por donde entrar a este baile impactado por esta gruta.
Esa gruta por la que nos gusta entrar a cada instante y a toda hora. Vestidos, desnudos, con una linterna o en tinieblas para sorprendernos. A veces ayudado por la música y siempre húmedos.
Este cuadro no tiene edad, quizás porque quien busca los orígenes, termina encontrando orígenes nuevos en cada piel, esa segunda piel que se proyecte a la medida de nuestra libertad.


                                
  
La performance luxemburguesa Deborah de Robertis reactualiza el clásico de Coubert y muestra su sexo en el museo Orsay donde se exhibe el cuadro de Coubert. Su  Performance "el espejo del origen" ha generado mucho ruido en internet en el último mes  junio 2014. Ella sólo quería mostrar el agujero negro que no muestra Coubert. A mi me gusta su creatividad para traer el Origen del mundo al siglo XXI.





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