Arkolano |
Antes de llegar a mi empresa, ubicada en un polígono industrial en las afueras de Barcelona, paso cada mañana por un puticlub de carretera llamado Top Models. Mi pereza al despertar, sobre todo en invierno, no me deja pasar siempre a la misma hora, por lo que el rango de horarios en el que suelo pasar va, desde las 8:20 hasta las 09:00 AM.
En ese tiempo salen del local varias chicas a pie, unas veces están más cerca, otras, más lejos de la puerta trasera por donde abandonan su trabajo. No hay en 656,17 pies (200 metros ), ningún otro centro laboral en torno a este espacio, por lo que es evidente que salen de allí.
Por lo general van tres o cuatro, más de una con el cabello húmedo acabado de lavar. Me llama la atención que van riéndose y comentando entre ellas, similar a cualquier grupo de empleadas que saliera de su jornada laboral nocturna de una fábrica. Nada hace pensar que se dediquen al sexo de carretera. Seguro que las que tienen coche y no he podido ver, mucho menos podría confundirse con una puta.
Sólo una vez coincidí con ellas en la cafetería del MUNDIAUTOS, negocio de venta de coches a unos 500 metros, y como estaban en la mesa de al lado, pude escuchar que una hacía la lista de la compra, la otra iba por los niños en casa de su madre, solo una tercera iba a dormir toda la mañana.
El esteriotipo que nos forma la sociedad de estas trabajadoras sexuales es muy diferente de esta realidad que observo cada día, incluso hay pocas emigrantes exóticas entre ellas (me refiero a latinoamericanas y negras del Caribe o de África), que curiosamente son las que más aparecen en los reportajes de televisión española.
Éstas últimas se ubican precisamente en la carretera un poco más alejadas, cerca de la costa. Desde hace un tiempo se han unido al grupo, muchas rumanas ex-socialistas, casi todas con el pelo pintado de rubio. Las rumanas son fáciles de identificar, a algunas las he visto leyendo un libro mientras están sentadas en la silla esperando su clientela, con faldas muy cortas, y hacen un ejercicio con las piernas –tijeras- como si se ventilaran mientras uno pasa en el coche, y percibes el afeitado de labios sin bragas.
Siempre pienso, el socialismo es increíble, ha llevado la cultura de leer hasta las putas de carreteras. Recuerdo cómo el “coma andante” o el “comediante en jefe”, como le gusta decir a mi amigo Fidi, sentía casi orgullo al reconocer que las jineteras cubanas, tenían títulos universitarios, como si se tratara de putas diferentes, eran, aunque las apariencias intentan lo contrario, putas tristes, como todas.