Este escritor cubano publicó el 11 de junio un artículo de opinión en el diario El País: Cuba:
abróchense los cinturones, donde "adelanta" algunos de los
cambios económicos en Cuba, y narra el desempleo que crece gracias a unos
ajustes que está haciendo el gobierno. Teniendo en cuenta que en Cuba, muy pocos
pueden acceder a Internet, y los que pueden, tienen bloqueadas páginas como EL País, es
evidente que su texto está dirigido a quienes les interese el tema de Cuba, y a
los cubanos residentes fuera, que lean este
periódico; y con el morbo añadido de que muchos lo enviarán a la isla, vía email, cerrando el círculo del mal y del miedo a lo que se avecina, como si los cubanos no llevaran medio siglo sufriendo el terror del fantasma verde.
Leonardo Padura. |
Trato de contenerme ante la lectura, pero me parece un insulto a la inteligencia de todos, un texto en el cual, las
críticas a un gobierno que lleva más de 50 años en el poder absoluto, son nulas. Cito a Padura: "el movimiento de cambios
impulsado por el gobierno exhiba ese carácter, en apariencia y en realidad, tan
pausado", o
sea, lo más que puede escribir este "narrador oficial" sobre su gobierno
y su falta de visión económica y social, es que los cambios son
"pausados".
Luego, maneja cifras como que en Cuba se han decantado a la
actividad por cuenta propia, alrededor de 370
mil personas, en el último
año, parte de los cuales califica como: "Dicho en cubano: gente que
vivía del “invento”.
Esa última expresión, en Cuba, significa
estar muy cerca de la ilegalidad o en ella, "mangantes", lo que me parece de un cinismo reprochable. Este señor piensa que los exiliados somos
idiotas, inútiles o desmemoriados. La actividad privada del país la cortó el mismo
gobierno que él no critica; gobierno que siempre que ha intentado reactivar la pequeña iniciativa privada, ha sido tan torpe que nunca ha podido estabilizarla, terminando por prohibirla, decomisar los productos y hasta encarcelar a muchos de aquellos que soñaban ser príncipes en tierra (parece destinada) de mendigos. Todavía resuenan en mi memoria las operaciones "Pitirre en el alambre" u otras similares. Siempre que el gobierno ha aparentado liberalizar ciertos sectores, el cómo, o lo primario, el abastecimiento o la distribución, queda a la imaginación propia: se hacen pizzas pero sólo hay harina y levaduras en las panaderías y, durante un tiempo, se mira hacia arriba, previendo que se cometerán irregularidades que en un punto lo autorizarán a volver a cerrar el grifo. Padura suelta una serie de interrogantes al aire que dan ganas de llorar y vuelven a colocar a la isla en el punto de la víctima. ¡Ni siquiera del exterior nos podrán ayudar, por un lado el "bloqueo" y por el