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martes, 20 de diciembre de 2016

Porno nostalgia de la guayaba. Zumo (jugo) de guayaba para mí niña enBarcelona.

Sobrevivir a 17 años de no comer guayaba. El olor tras batirla trae un país dentro. Mi infancia.
No me perdonaría si comienzo el post hablando de la canción de Ruben Blades, "Buscando Guayabas..".  Con la cual lloré cuando la escuché cantada por él  en el Poble Español en Barcelona. Lloré por recordar mi adolescencia en Cuba, no por las guayabas, que sabía que era imposible comer aquí.
Sería falso, además, no llevo 17 años buscando guayabas, pues cuando probé mi primer kiwi en el barrio chino de París, quedé encantado con la primera de muchas frutas que llevo comiendo en Europa y que todos conocéis teniendo conciencia de las naranjas extraordinarias de Valencia o las múltiples variantes y tipos de manzanas de todos los colores y texturas.
Pero el olor de una guayaba fruta traída de Cuba, tiene los mismos elementos de la sexualidad de un mamey o un aguacate traído de ese lugar.
Recuerdo mis primeras guayabas precisamente en el barrio El Guayabal, en Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos, de donde es mi familia por parte de padre y donde nació Benny Moré, justo es en el Guayabal, donde se encuentra el Casino de los Congos donde Benny Moré aprendió a bailar, viendo las ceremonias bantú como yo, cuando era niño.
Allí robé con mis primos las primeras guayabas. Las había como éstas que me trajo Laila de Cuba hace dos dias, rojas por dentro y unas más pequeñas que eran amarillas.
No se me ocurrió comerlas cuando estuve en Miami, la predilección por el mamey y el tamarindo, tasajo y otros deleites me deslumbraron, y me hizo perder la cabeza con tanta Cuba dentro de ese Palacio de los Jugos.
Cuando tomé estás entre las manos y la olí, supe que toda la buena memoria de Cuba que recuerdo estaba dentro de esas guayabas. Le deberé a Laila  para toda la vida,  haber hecho que mi hija probara zumo de guayaba en Barcelona por primera vez.  Darle mi infancia a mi hija a través de una fruta de donde nací es una metáfora donde un poeta se siente cómodo y feliz.

    



Kennen Gregoire. Un beso en una mesa que parece una cama.


A mí de este cuadro el beso es lo que menos me preocupa aunque es el centro del cuadro y su concepto esencial.  A mí las dos tasas de té, los pies desnudos de ella, las caras de ambos que no se ve, y los azulejos con estrellas de ocho puntas me fascina.
"La estrella de ocho puntas o estrella venusiana es el símbolo más antiguo extendido de la Gran Diosa y que se usa como protector contra las malas influencias, para proteger las aguas y las cosechas. Estrella de ocho puntas, símbolo de Inanna/Ištar."
O sea, este beso es importante por estar protegido por Venus... Yo no recuerdo haber besado a alguien con Venus presente, si con alguien con la boca llena de té negro. Hay un tópico que no me gusta en este lienzo. Y es que ella está desnuda pero casi todo lo demás lo compensa, sobre todo el movimiento de ambos que forman cÍrculos sobre una mesa azul cuadrada, sillas cuadradas, y marcos de cuadros.






Nota Técnica.

 Kenne Gregoire 
Acrilico sobre panel 75 x 62 cms (2011) 
Pintor holandés del nuevo realismo Gregoire conjuga un extraordinario realismo con un toque de inquietante irrealidadDestacando por su pericia técnica (sobre todo en la captación de las texturas), podemos ver en su obra una continuación de la tradición pictórica holandesa. Vemos aquí algunos de los elementos recurrentes de su pintura: azulejos, perspectivas irreales, composiciones armoniosas , muchas texturas distintas y sobre todo la presencia de sus naturalezas muertas, género del que es un verdadero maestro.

Balada de Griffin. Canción de Santiago Feliú que refleja unabuenamemoria de los sucesos del Mariel en Cuba.



Para no dejar un sabor amargo de mala fe, tras criticar el bodrio de canción sobre el Mariel del Erik Sánchez.  Me gusta recordar que hay una canción de esos sucesos del Mariel, que destaca. Primero porque la escribió Santiago Feliú que era un cantautor querido y amparado por el gobierno, por su vínculo con su hermano Vicente, y su amistad con Silvio Rodríguez.
No obstante, a los vigilantes del 'misterio de cultura,'  no les hizo ni puta gracia que Santiago Feliú escribiera y cantara 'Balada de Grifin,' Fue en el ochenta, nunca se olviden, cuanta nostalgia, cuánto de culpa tengo y me mata."

No solo citaba el Mariel, sino un negro que vendía marihuana... Justo en la cara del sistema, la respuesta  del público era bestial, la mayoría se identificaba con ella, el Mariel, La Marihuana eran temas más que tabú en ese país. Y yo estaba muy cerca de él. Era más que publicó... Santiago,  no necesitaba criticar al pueblo ni a nadie más, incluso se culpa a sí mismo, sabiendo que él tampoco tenía la culpa.
Esta canción fue publicada en un disco Fue Mañana, de 1988. Aunque la había escrito mucho antes y la cantaba en todos los escenarios posibles.
El arreglo del disco es realmente bueno, la intro y el acompañamiento muy sencillo de piano, batería bajo y sintetizador a ratos,  de balada clásica pop es excelente. Me pone realmente nostálgico esta canción me viene toda la casa del Joven Creador en la Avenida del Puerto. 

Balada de Griffin

(Santiago Feliú)
Fue en el 80, por si se olvidan
algunos amigos de aquella edad que ya no están,
tampoco aquél…

Grifin el negro, el de mi barrio,
el que me convenció de tanto
y que después, al fin, él no entendió.

Escribía cosas de Lawton,
del convento que hay en "B", *
me enseñó el argot y La pupila insomne.

Amaba a Cat Stevens, rimaba el tiempo
y, de tanto rimarlo, no supo hallarle
un verso fiel a su final.

Compraba el cielo por unos pesos,
y tanta altura convirtiósele en brumas
y no supe nada más.

Ahora es otro de los que andan
por el Village o en el Bronx,
remendándose el vacío y el olvido.

Cuántas nostalgias que los desgarra,
cuánto de culpa tengo y me mata.

Fue en el 80, nunca se olviden,
fueron amigos de aquella edad
que ya no están, ya no estarán más.

Cuántas nostalgias que los desgarra,
cuánto de culpa tengo y me mata.


* Lawton es un barrio de la Ciudad de la Habana donde Santiago vivió siendo niño. “B” se refiere a una calle de ese barrio, la calle B, donde había un convento que después del triunfo de la Revolución fue convertido en escuela, aunque se mantuvio la Iglesia de al lado, que todavía existe.