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sábado, 5 de octubre de 2013

Patricia Barber:Light My Fire .../ Melomanías



Cuando escuché esta pieza, en Sevilla, gracias al gusto musical exquisito de Nicolás, un historiador andaluz, quedé clavado en el suelo. Ni la de The Doors (original), ni la de José Feliciano (que casi la hace bolero o rockason al estilo Habana Abierta), me ha estremecido tanto como ésta. 
Patricia la hace cool, muy cool, muy Miles Davis, una canción donde el grito estaba  a flor de piel, ella lo contiene en la medida de su atractiva forma dándole un protagonismo esencial al bajo, pone la voz al servicio de éste y de  la percusión leve de unos bongóes, todos  aliados por una trompeta sonido Miles.
Desde el principio, su voz envuelve todo el producto de su creatividad (los arreglos) y nos nubla en su nube atmosférica que sí recuerda la psicodelia morrisoniana, la guitarra, que se hace elegante y casi culta, andando por toda la canción como si cruzara el Pont des Arts que describe Cortázar en Rayuela, y que a algunos nos gusta pisar en cada vuelta a París como si no lo hubiésemos visto y andado, tantas veces, eso es una obra de arte de madera sobre el Sena.
Patricia nació en Chicago y hasta hace poco era una artista de culto del jazz, los melómanos la seguimos hace un tiempo, pero estos datos son fáciles de leer en muchas páginas, a ella hay que escucharla mucho, sobre todo ahora que llega el otoño, o estamos en sus preliminares. 




La guapa mejicana Consuelo Velázquez escribió Bésame Mucho casiadolescente.

Consuelo Velázquez escribó una canción transcendental, Bésame Mucho con sólo 17 años, se dice nunca había besado, es evidente que el deseo era tal que en mi criterio  inició el porno erótico en el bolero latinoamericano. Incluso si es falso este mito, es maravilloso para la historia de una canción. Es notable e impactante escuchar la versión que hacen los Beatles de esta pieza en 1962...

BÉSAME MUCHO

Bésame, bésame mucho,
como si fuera esta noche la última vez;
bésame mucho,
que tengo miedo perderte, perderte otra vez.

Quiero tenerte muy cerca,
mirarme en tus ojos,
verte junto a mí,
piensa que tal vez mañana
yo ya estaré lejos, muy lejos de tí.

Bésame, bésame mucho,
como si fuera esta noche la última vez;
bésame mucho,
que tengo miedo perderte, perderte después.

Parece increíble, que una mujer exageradamente guapa como ella tuviese que recurrir a una canción para que su novio la besara infinitamente como si fuese esa noche la última vez... Nacida en 1916, murió en el 2005. No obstante, la lectura del texto infiere una infidelidad o una despedida hacia la guerra o el ejército. 
El éxito de Bésame Mucho no le bastó, y a su pequeño hijo, Sergio, le escribió una canción que Nat King Cole hizo suya, Cachito Mío.


El gusto por leer cuentos infantiles a mi hija: "¿A qué sabe la Luna?"

Además de agradecerle la sonrisa a mi hija, reconozco que sin ella no hubiese vuelto a leer tantos cuentos en voz alta. Me ha hecho volver  -con gusto- a reactualizar mi literatura infantil.
Su libro de cabecera para entrar en el sueño en estos últimos meses es: ¿A qué sabe la Luna? de Michael Grejniec (ed. Kalamdraka, 2010) Regalo de reyes de la madre de una amiga en Burdeos este último fin de año. Libro que encontró en la única librería que vende libros en castellano allí.
La historia que narra es excelente, los animales del bosque tiene la necesidad o el sueño de probar la luna desde que nacieron. Para todos es algo inalcanzable, no obstante, un día la tortuga decide subir a la montaña más alta para intentar alcanzarla y así poder probarla; al no poder llegar por su escasa altura, va pidiendo ayuda a la jirafa, el León, el mono, el ratón, el tigre, en fin a todos los que pudiesen hacer una torre estilo castellers de la cultura catalana para alcanzarla, objetivo que logran. 

“Si te subes a mi espalda, tal vez lleguemos a la luna”, le dijo al elefante.  Texto reiterativo de enlace e invita a la cooperación mutua para alcanzar un objetivo común. Ojo, no promete  nada a cambio, y cada animal se une sin esperar recompensa alguna.
Este hecho de pedir ayuda sin tener en cuenta la condición de cada animal, carnívoro o vegetariano me parece excelente que los niños lo aprendan y sobre la todo el final es de una solución creativa notable, después de probar el objeto deseado a todos le sabe exactamente igual a lo que más les gusta... O sea, es personal, depende de la saliva de cada cual, más que de la definición de uno en especial.
El sabor de la luna, es similar aquello de lo que más te gusta, pues cada niño queda satisfecho, incluso los que tienen problemas de alergias -por ej. mi hija a las grasas de la proteína de la leche de vaca- y no comen los mismos dulces que los demás niños.
No se sorprenderán si les comento que en dos años Michael Grejniec a vendido 100.000 copias de este libro ilustrado de forma magistral.


Ilustración interior del libro...