Mi corazón toca la flauta y sale el sol en Barcelona. Soy exagerado, piensas ya sé no me crees. Estás acostumbrado al mundo real y piensas un desvarío más de un poeta que aumenta el músculo de su pasión por su hija para hacer de la felicidad un bálsamo.
No, no exagero. Mi hija toca la flauta y la ARMONÍA vuelve con fuerza a la acústica de mi cuerpo.
Quizás este un poco loco, pero recuerda que la locura es para muchos aquello que no puede ser sometido a vaticinio, y el amor incondicional es así. El hombre sabio sería aquel que sabe templar y afinar su cuerda interior, siempre que alguien como mi tesoro me de la nota.
Mi tesoro sale de sus clases de flauta pensado más en las partituras con dificultad que en ir al parque a jugar
¿acaso soy yo cuando un verso no sale? Ella mi mejor verso.