■Nada me hace tan feliz que cuando los amigos de Miami, o Europa, amigos de infancia y adolescencia visitan Barcelona y puedo hablar horas con ellos.
Aprendo más que explico. Mercedes Duarte ya lleva dos veranos viendo crecer a mi niña y yo feliz. Ella fue a todos mis cumples en Cuba y sabe el niño que fui, hijo de marino mercante caprichoso y majanero, y sabe que mi niña ahora es muy parecida a una de mis hermanas, Silvia...
Linda tarde de visita breve a la casa de Puig y Cadafalch; Casa Amatller en Passeig de Gràcia en Barcelona al costado de la Casa Batllò de Gaudí...
Hablamos de hermanos, madres que ya no están, la demencia, la política y esas cosas del exilio que das vueltas en círculos que no van a ningún lugar pero te dejan feliz... Los griegos le llamaban: catarsis
El milagro prodigioso de este encuentro comenzó cuando alguién hace unos 5 años le comentó a través de un enlace de un post que había escrito alguien de Barcelona sobre la Escuela Vocacional Lenin. Cuando vio el autor de aquel texto viral entre cubanos descubrió que era ese niño que vio nacer y me envio un mail que conservo.■