Los cubanos que vivimos en España tenemos que luchar con varios tópicos. Un ejemplo claro sería el llamado “Arroz a la Cubana” que consiste en arroz blanco, con salsa de tomate por encima y un huevo frito sobre el tomate. No basta con que en Wikipedia alguien haya escrito que ese plato es español, y no cubano. Siempre que aparece en un menú, alguien del entorno, se ve obligado a decir en mi presencia: -Mira qué bien, hay comida de tu país. Por más que me canso de explicar que si hay un plato típico de Cuba, seguro que este no sería…, todos se quedan asombrados.
Ahora que se acercan las fiestas Navidades y Noche Vieja (fin de año) es un momento perfecto para hacer una aproximación a un menú nacional cubano que llevaría a una reflexión mucho más profunda, pero que aquí solo intentaré una proximidad a partir de la última comida cubana improvisada que promovió Patricia Menéndez en mi casa de Barcelona.
La comida fue: Ropa vieja, Frijoles Negros, Arroz Blanco, y para cerrar sugirió, platanitos maduros fritos; esto último, ideal perfecto en esta cena cubana extemporánea e informal, postre pudín y mejor no nos enredemos con el pudding, boudin o no terminaremos.
Ahora, si hablamos de un cumpleaños, u otros acontecimientos mayores, la carne ripiá o ropa vieja (carne de ternera deshilachada en flecos) la podría sustituir por carne de cerdo asada, o bistec de cerdo, o pierna de cerdo asada, que estaría acompañada por chicharrones, que aquí le llaman, para mí, muy eróticamente: Morros. Quizás por un