No hay lugar que haya influido tanto en mí. Cómo la primera vez que pisé Granada en el año 2000. Dormir en un Albaisyn frente a la Alhambra debe ser algo obligatorio para todos los que aman la belleza de forma incondicional .
Di clases de salsa en un pueblo de Sevilla que se llama: Alcalá de Guadaira, allí el norteamericano Washington Irving, camino de La Alhambra compró los mejores panes y dulces de la región en pleno siglo XIX andaluz. Él iba a pie con un amigo ruso, el príncipe Dimitri Ivanovich Dolgorouki, quien era ministro ruso en la corte de Persia. O sea, un ruso y un norteamericano iniciaron el montañismo escrito en este país en el siglo XIX. Yo leí en La Habana estos Cuentos de La Alhambra y tuve fascinación perpetua por llegar un día donde ellos habían señalado el camino.
Granada la tengo clavada en la memoria con tres cimas, El Albaycín, El Sacromonte, y La Alhambra. En la montaña del Sacromonte vi las primeras cuevas habitables convertidas