Esa joven habanera anónima de espaldas al lente que conversa con el guerrillero roza la perfección en su vestir. Zapatos de medio tacón, negros; vestido semientallado con la espalda en uve y manga corta con pequeña obertura al final del vestido, pero lo que realmente le da un toque de magistral es el pelo recogido con una rejilla hacia atrás dándole una elegancia y un porte realmente alucinante.
Es una Habana que no viví, pero sé que existió en la vida de mi madre que no se cansa de contarme cómo eran de elegante las habaneras.
No olvidar que ese vestido que lleva estaba hecho por una costurera particular, que en los años cincuenta no existía el "preta a porter" -el listo para llevar- que inventaron los franceses unos años más tarde. Por tanto, estaba hecho por una costurera que le tomó esas maravillosas y elegantes medidas para la posteridad. Que a pesar de tener un cuerpo diez, no se lo ajustó demasiado para que no quedará vulgar.
En fin, ella no se dio la vuelta en la imagen y no le hace falta. Para mí es perfecta como la chapa, el brillo y la banda blanca de la rueda del Chevrolet negro que esta detrás, tiene la elegancia por estilo.
Si el lector es curioso o duda tiene la reafirmación de esa elegancia en la señora que está detrás con blusa atada al cuello y bolso de piel, dos elementos que denotan una actitud señorial muy distinta en la actualidad.
Él miliciano que conversa con ella es la vulgaridad en sí misma que se implantaría después en todo el país.
El pantalón va sin dobladillo y lo lleva acampanado sin ningún sentido, la camisa la lleva excesivamente grande, y hablar con una joven de esa elegancia con un fusil con la culata casi en su rostro,o sea, no tener la decencia de bajarlo para hablar con ella y quitar esa grosería militar de su rostro, es todo lo que vino después, la enfermiza vulgarización de una sociedad que se quedó sin los referentes de clase media que representaba esa mujer.
Hay fotos que relatan mucho más de lo que ves. Está de 1959 en Cuba refleja o es una metáfora muy clara de La Habana que encontró Fidel Castro y de la miseria generalizada en que la ha convertido con el paso de los años 50 años más tarde.
Muy bueno. No es riqueza vs. pobreza sino, es cultura, educación y buenos modales vs. ignorancia, arrogancia y chabacanería.
ResponderEliminarSin embargo, ella quizás se deslumbra y se humedece frente a los "héroes", guerreros que luego se convirtieron en ranas...
ResponderEliminarTambién quizás una metáfora de como nos dejamos seducir por quienes luego se convierten en nuestros opresores... las mujeres, y los hombres, y los pueblos...
"Saudosa Cuba"..de su elegancia, de su feminidad....Lindo post Arsenio Rodríguez Quintana....Y no solo eran las habaneras que eran elegantes, mi Madre que nació en Sancti Spiritus también tenia esa cualidad...aqui te envio una foto de ella en 1965......
ResponderEliminarAlina A.
no comento pues la foto y tus palabras bastan diria sobran las palabras pero que tristesa pensar lo que nos esperaba despues .
ResponderEliminarJacqueline Rodríguez Monet
lPues si, esa soy yo, con 16 añitos! Vestida, no para ir al teatro, vestida para ir a visitar a mi amiguita que vivía en la misma cuadra de mi casa. Llegar de la escuela, bañarse, vestirse linda eran cosas de la rutina diaria. Para salir lejos de casa era otra cosa. No se iba a ningún lugar sin una cartera donde colocábamos el abanico y un pañuelito perfumado.de esa manera, cuando abríamos la cartera, nuestro perfume nos identificaba.
ResponderEliminarLos tiempos cambian, es claro, pero que pena que se han perdido también, con la modernidad, ciertas delicadezas que nos hacían tan bonitas y femeninas.Hasta hoy, con mis 66 añitos, no salgo de casa sin colocar en mi cartera mi abanico que, en tiempos de mis abuelita, hasta tenía su lenguaje de signos. Luisa María