El escritor cubano Guillermo Cabrera
y Marlon Brando.
Fragmento de la página 175. Mapa dibujado por un espía.
Releo con la ilusión de que el autor, en este caso Cabrera Infante pasé de los ojos a las venas y desde allí intente influir en la prosa que escribo. Releo porque Cabrera Infante en casi toda su obra y en esta en especial recorre el Vedado, donde nací me crié, recorrí, besé, hice el amor en muchas de sus esquinas por falta de espacio en mi casa, y sobre todo viví con una intensidad brutal pues vivir en una ciudad 35 años sin poder salir de ella por una orden dictatorial es un castigo para quienes queríamos saber que hay más allá del mar. Estudiar historia en la universidad y no poder ir a ninguna de las islas del Caribe que nos quedan a un salto, o sea, a menos de cien kilómetros, es una desgracia, y no hablo de venir a Europa que ya es una odisea.
Leo a Infante porque me siento que soy sus personajes, soy quien mira esas pieles sudorosas que se dan brillo cosmético con sudor.
Recomiendo a quien no lo ha leído este libro que es el ADN de todo lo que ha pasado 50 años después, que se acerque please. En el formato que quiera. Esto no es una reseña, es un acto de identidad con la literatura. Esto es un eje si estás en el exilio, debe ser una luz para quienes aún viven dentro de esa isla.
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