Eloy Enrique Valdés besa un libro de Lezama en el Mercat Sant Antoni, Barcelona. Eloy, esta claro es escritor cubano del centro de la isla. Hace un gesto propio de alguien que venera a un autor. A pesar de tener dos libros publicados: "Agua por todas partes" y "Tragedia de Taina y Arimao " no tiene pudor para hacer un performance ante su amiga Montse, que capta la imagen que convierto en post por veneración similar con Lezama. Me recuerda como los sevillanos besan al Cristo del Gran Poder en su Basílica antes de salir en Semana Santa entre otros besamanos.
Yo nunca beso libros, aunque recorro Europa visitando casa de escritores y tumbas, Pessoa, Lisboa, Cortázar; Paris, Kafka en Praga; Bruselas, habitad de algunos años de Guillermo Cabrera Infante; Gertrudis Gómez de Avellaneda en Sevilla; Fernando Ortiz en Barcelona; Martí, en Tampa y New York, Machado en Colliure, pero reconozco, que ese gesto personaliza el homenaje a un escritor de una manera única y diferente.
Shakespeare escribió, "los hombres no son dioses, y por eso no tenemos derecho a pedirles ternura." Lo que el escritor inglés no sabía, cuando escribió esa frase en sus comienzos, es que la literatura es ternura en sí misma y ante ella, aunque seamos escritores, el acto de venerarla es tierno. Sobre todo si lo hacemos con un sentido térmico: gusto, olor, o tacto; más,si es Domingo, y estás rodeado en el Mercat de Sant Antoni de un mar de libros por todas partes.
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