Cada año escribo un post sobre un vestido que creo se ajusta al verano que tengo en mi cabeza. Hace un año el vestido estaba en un escaparate del barrio de Gràcia. Este verano está en el cuerpo de una amiga que trabaja conmigo en El Prat de Llobregat.
El diseño del torso corre de forma vertical sobre su piel de tela y a la altura del pubis o vientre cambia el sentido y todo comienza de nuevo en horizontal. Pero con el matiz y el aumento de claros en amarillo que casi convierten esta parte en una falda independiente. Ésta es su gracia y elegancia.
El hecho de ir sin mangas, otro acierto pues los brazos al descubierto hacen que nos concentremos más en el cuerpo.
Nuria lleva el vestido con clase. Un diseño cargado de colores requiere prudencia en los complementos y ella la tiene; lleva sólo lo necesario de forma correcta y discreta, y brilla.
Esa es la esencia de la luz. Iluminar lo correcto, el exceso ciega.
Ella no puso restricciones para mostrar su rostro tengo varias fotos de cuerpo integro. He sido yo, quien no desea que te pierdas en el azul mediterráneo de sus ojos y no mires su vestido.
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