Nota.
Hoy sería aniversario de boda más con mi ex (Yara Duverger Vidal). Miento si digo que no recuerdo esa boda en la calle Calzada y 10 del Vedado, en La Habana donde ambos nacimos. Por lo civil, y rodeados de amigos. Nunca tuve anillo de boda. La felicidad en la precariedad también existe. Hacíamos el amor con un solo ventilador y sudábamos con duchas metidas en la piel. El té ruso no faltaba y los libros y amigos europeos y americanos del norte y hablar mal del gobierno.
Hoy sería aniversario de boda más con mi ex (Yara Duverger Vidal). Miento si digo que no recuerdo esa boda en la calle Calzada y 10 del Vedado, en La Habana donde ambos nacimos. Por lo civil, y rodeados de amigos. Nunca tuve anillo de boda. La felicidad en la precariedad también existe. Hacíamos el amor con un solo ventilador y sudábamos con duchas metidas en la piel. El té ruso no faltaba y los libros y amigos europeos y americanos del norte y hablar mal del gobierno.
Hoy he dormido poco y no es el catarro. Aunque he tenido buena noche, no he tenido buen sueño.
Son cosas aisladas: la noche y el sueño de una noche de otro.
Yo llevaba ese día, una camisa de mi suegro que ya vivía en Sevilla, me quedaba grande, y aún tenía un pendiente de aro y el pelo con una coleta. Ella llevaba un vestido verde y amarillo como la bandera de Brasil, que siempre he creído que es un homenaje al limón.
Y nos besamos.
Son cosas aisladas: la noche y el sueño de una noche de otro.
Yo llevaba ese día, una camisa de mi suegro que ya vivía en Sevilla, me quedaba grande, y aún tenía un pendiente de aro y el pelo con una coleta. Ella llevaba un vestido verde y amarillo como la bandera de Brasil, que siempre he creído que es un homenaje al limón.
Y nos besamos.
Uno siempre dice de todo aquello quedó una hija. Es cierto, pero hay cientos de recuerdos y ningún cementerio vacío para enterrarlos y que un poeta nostálgico y acatarrado en pleno mediterráneo los olvide.
Hoy (4 de octubre) sería un aniversario más, ya no lo es, pero sigue sin ser un día cualquiera.
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